El país necesita una reforma tributaria de fondo que resuelva los problemas del sistema impositivo colombiano que, por demás, no son pocos.
Esta es la frase de batalla de todos los Gobiernos, que cada dos o tres años lanzan una nueva reforma que se queda a la mitad del camino. En las últimas dos décadas se han hecho ocho reformas tributarias que no han equilibrado las finanzas públicas.
Pero Juan Carlos Echeverry Garzón, ministro de Hacienda, y Juan Ricardo Ortega López , director de la Dian, han dado algunos pincelazos de lo que tendrá la reforma, que, adelantan, será revolucionaria.
Por eso la controversia no da espera. El expresidente Álvaro Uribe Vélez ya arrancó y dice que es un error quitar los estímulos a la inversión, pues se anticipa que se eliminarán algunas exenciones.
Según cálculos de la Dian, entre 2004 y 2010 el costo fiscal de las rentas exentas y de los impuestos no constitutivos de renta para personas jurídicas y naturales sumó 46 billones de pesos, una cifra para muchos descomunal cuando los recaudos del país por impuestos sumaron 86,6 billones de pesos en 2011.
Con sentido
Para María Mercedes Cuéllar , presidenta de la Asociación Bancaria (Asobancaria), la actual estructura tributaria entorpece la actividad y desestimula la innovación financiera.
En su concepto, dificulta la profundización y la inclusión financiera y hace mención a impuestos distorsionantes, como el gravamen a los movimientos financieros (o 4 por 1.000). Además dice que no existe un marco tributario claro y estable, como en el caso de la inversión de portafolio, las operaciones cambiarias y los derivados.
Además de acabar con el 4 por 1.000, la Asobancaria propone apoyar la inclusión financiera promoviendo la aceptación de las tarjetas de crédito y débito y del dinero electrónico como medios de pago.
Roberto Steiner Sampedro , investigador de Fedesarrollo y exdirector de ese organismo, sostiene que el sistema tributario colombiano tiene muchísimos problemas: no es lo suficientemente progresivo, es tremendamente ineficiente y es muy distorsionante.
Por eso propone ampliar la base de aportantes, revisar los parafiscales, aumentar el número de bienes grabados con IVA y que los tributos los paguen quienes realmente lo pueden hacer.
Sergio Clavijo Vergara , presidente de Anif, asegura que la reforma anunciada por el Gobierno no debe ser otra 'colcha de retazos' como las de anteriores gobiernos y propone una tarifa general del IVA, del 18 por ciento.
Gremios, economistas, estudiosos del tema se adelantan y proponen sus ideas. Este diario habló con varios expertos para que, aprovechando estos días santos, hicieran una reflexión sobre 'Las Siete Palabras' que deberá tener la reforma, para que tenga impacto real y sea estructural.
Eficiencia, equidad, progresividad, crecimiento, simplicidad, estabilidad, inversión, ahorro, menor dependencia, menos deuda pública fueron algunas de las frases y palabras que en concepto de los economistas, tienen que estar en ese documento que está en manos de los técnicos del Ministerio de Hacienda y la Dian.
¿Será que estas palabras tienen cabida en la reforma? En pocos días el Gobierno acabará con los interrogantes.
1. Que tenga Más orden y mayor simplicidad
Para José Fernando Restrepo Jaramillo, director de Investigaciones Económicas de Interbolsa, es adecuado que el Gobierno esté promoviendo una reforma tributaria, teniendo en cuenta que la economía colombiana pasa por uno de los mejores momentos.
Así las cosas, explica que "no haremos una reforma para apagar incendios" sino que se aprovechará para catapultar el crecimiento sostenido que trae la economía, para que se mantenga.
A pesar de que no se conoce el articulado del proyecto de reforma, el investigador dice que se debe tener en cuenta la discusión al interior del Congreso de la República, que podría modificar parte de los objetivos que tiene el Gobierno central.
Estas son las siete palabras de Restrepo Jaramillo:
Eficiencia. Lo que necesita el país es un estatuto tributario eficiente, que facilite los procesos, de manera que se alcancen los objetivos públicos.
Equidad. La reforma tributaria debe ser amplia a la hora de irrigar cargas impositivas. "No es que los impuestos los paguen los más ricos, que deben tributar adecuadamente. Tiene que existir balance entre empresas y personas a la hora de pagar impuestos".
Progresividad. Que los de mayores ingresos paguen de acuerdo con su poder adquisitivo y, que los de menores recursos tengan la participación adecuada en esa tributación.
Productividad. Es importante aumentar la cobertura de personas que pagan impuestos, teniendo en cuenta que el poder adquisitivo de los colombianos ha aumentado. Por eso es adecuado ampliar la base de contribuyentes.
Simplicidad. Que el pago de impuestos sea sencillo, sin mayores trabas.
Estabilidad. Lo adecuado es que las tasas impositivas se mantengan estables.
Crecimiento. El nuevo estatuto tributario debe mantener el crecimiento económico.
2. Con capital político para gastar
Uno de los puntos más importantes que tendrá la reforma tributaria es que se centra en lo macro y no en lo micro, pecado que han tenido reformas anteriores.
Por eso Julián Cárdenas Fonseca, especialista de Inversiones de ING, dice que el Gobierno no puede desaprovechar el capital político que todavía tiene en el Congreso, para adelantar la reforma que el país requiere.
"Hay un equipo técnico elaborando esa reforma, que hace muchas décadas no se veía. Si el Ministro (Juan Carlos Echeverry) logra esa reforma, sería uno de los grandes logros en su paso por la cartera de hacienda".
El economista explica que también debe existir claridad sobre la inversión de los impuestos, para que los contribuyentes recuperen la confianza y paguen los tributos.
Las siete palabras de Cárdenas Fonseca son:
Orden. Es hora de poner la casa en orden y por eso dice que las finanzas públicas tienen que organizarse para que tengan una mayor efectividad.
Claridad. El sistema tributario de Colombia es uno de los más enredados. Por eso, Julián Cárdenas propone un esquema claro y simple.
Sostenibilidad. Lo que permitirá la reforma es que la economía colombiana y los contribuyentes (empresas y personas) mantengan el ritmo de crecimiento en el tiempo.
Previsión. El ahorro para los momentos de crisis es relevante, teniendo en cuenta que el país no lo hace. Por eso, se sugiere que la reforma incluya iniciativas de ahorro para las épocas de vacas flacas.
Inversión. La claridad del estatuto tributario también debe incluir objetivos de inversión, cerrándole el paso a la corrupción.
Recaudo. Eficiencia y transparencia a la hora de recaudar los impuestos.
Crecimiento. La economía colombiana podrá crecer si se hace la reforma correcta,
3. No depender tanto del presupuesto
Según Daniel Niño Tarazona, gerente de Investigaciones Económicas del Grupo Bancolombia, la reforma tributaria debe disminuir la dependencia del presupuesto nacional para darle mayor estabilidad a la tasa de cambio.
En su concepto, es válido que la reforma tenga principios de equidad, mejor distribución del ingreso, simplificación, disminución de la elusión, aumentar la formalización del mercado laboral. Por eso propone temas como la tasa de cambio y el mercado de capitales en el estatuto, para que se estimule el ahorro privado.
Las siete palabras o más bien frases de Niño Tarazona son las siguientes:
Menos financiación pública y más recursos para la demanda interna. Menos ahorro privado para el sector público y más ahorro para la inversión de la empresas.
Menos dependencia de los ingresos en dólares y mayor estabilidad cambiaria. Esto quiere decir que habrá menor déficit fiscal para poder financiar el Gobierno con los dólares de Ecopetrol.
Mayor formalización laboral y mayor equidad tributaria. Disminuir o eliminar al máximo posible los impuestos a la nómina, reduciendo la inequidad tributaria.
Menos deuda pública y menores tasas de interés para los colombianos. Menos tasas de interés del Gobierno generan un menor costo del crédito para los colombianos.
Fortalecimiento de la posición fiscal y mayor usufructo de los beneficios de una baja inflación en Colombia. En las vacas gordas el país debe generar el ahorro para que incluso cuando haya crisis baje la inflación.
Mejor orientación de los recursos financieros y mayor reducción de la pobreza y ampliación de la clase media. Que se promueva la generación de riqueza.
Menos prebendas individuales y beneficios específicos para mayor bienestar colectivo. Que se acaben las exenciones.
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