Estados Unidos se ha autodenominado juez y parte con respecto de la violación de los derechos humanos en Colombia y en otros países. Aplican sanciones y exigen resultados de acuerdo con las investigaciones y denuncias de sus embajadas, las ONG especializadas y personas que se consideran víctimas.
Esto, me parece muy bien en lo que respecta a que todos los países deben respetar y hacer respetar a cada ser humano, así sea un criminal, en su propio país o en cualquier lugar del mundo. Sin lugar a dudas, Estados Unidos tiene el poder suficiente para presionar a los infractores y hacer cumplir las convenciones internacionales sobre los Derechos Humanos y, la verdad sea dicha, lo hace bien.
Sin embargo, yo me pregunto ¿por qué no aplican la misma observancia, crítica y castigo en su propio territorio? Hace unos días vi un informe de la cadena CNN que mostró algo que todos sabemos: el maltrato de que son víctimas aquellos indocumentados que tratan de colarse por la frontera México-estadounidense. Fue precisamente un ex guardia de la frontera del estado de Arizona, en el desierto de Tucson, quien, después de años de ejercer su trabajo, asqueado por lo que a diario presenciaba, decidió denunciar los hechos.
Dice el ex guardia que es común que los capturados sean golpeados y ultrajados, y que los hagan permanecer por horas en posiciones de gran incomodad, sin agua ni derecho a ir al baño, aun si son mujeres embarazadas o niños. Hay que tener en cuenta que los que logran cruzar la frontera llegan a Estados Unidos en condiciones lamentables de deshidratación, hambre y angustia. Es tan dura la travesía que en lo que va del año, las patrullas han encontrado 155 cadáveres en esta región del desierto; se piensa que muchos más mueren en el intento, pero a la mayoría se los traga el desierto. Por más ilegales que sean, es aterrador el descaro y la crueldad de algunos guardias hacia las humildes gentes que son capturadas.
Según la ley, estas personas son ilegales y por lo tanto delincuentes; ¿pero por qué ultrajarlos y maltratarlos? ¿No es acaso este país adalid del respeto a los Derechos Humanos? ¿Quién lo acusará entonces de infringir sus propias reglas, quién tendrá el valor de convertirse en juez y testigo en este caso?
El ex patrullero dice que, se cansó de denunciar estos hechos ante diferentes organizaciones del gobierno norteamericano y nunca tuvo respuesta. De hecho, hay muchos grupos de estadounidenses, como "No más muertes", que dedican todos sus esfuerzos a la defensa de los ilegales. Yo creo que se requiere más que esto. Se requiere una condena mundial. Nadie debe callar cuando hay abusos. Hoy, ¡yo acuso!
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