Ahora que se ha iniciado la investigación contra la familia Nule, se empiezan a oír voces incrédulas que establecen que esta será otra historia donde los delincuentes se salen con la suya.
Los escándalos de corrupción tienen indignada a la opinión pública, y el Grupo Nule y el estado lamentable de la movilidad de Bogotá, son el símbolo de la máxima desvergüenza de este tema.
Por eso es necesario que la Justicia actúe con velocidad, firmeza y efectividad a la hora de poner penas a estos delincuentes.
Y el castigo no puede ser menor. Para unas personas que se quedaron con los dineros del erario, y que todavía tienen una gran fortuna gracias a esto, la pena tiene que ser ejemplarizante desde lo penal, y lo económico.
Este no puede ser uno de esos procesos, donde los imputados pagan de cinco a diez años de cárcel, que se convierten en tres por buen comportamiento, colaboración a la justicia y otros temas, para después salir de la prisión y vivir una vida de millonarios en algún país de Europa.
Ejemplos de eso ya tenemos demasiados, lastimosamente.
La justicia no puede seguir dando el mensaje errado de que si alguien le roba al país con sus procesos de licitación, cumple con unos años de prisión y después puede vivir la vida de los ricos y famosos.
No.
El escarmiento en este tema también tiene que estar en lo económico, para que estas personas no puedan disfrutar de un solo peso de los que les robaron a los contribuyentes.
Colombia es un país pobre. Y en una sociedad donde abunda la falta de educación, el subdesarrollo en infraestructura y existen tantas carencias sociales, produce furia la sensación de que un grupo de personas se pueda enriquecer a costa de la falta de oportunidades de otros.
Si eso se permite, la ley se convierte en una parodia.
Es positivo para el país conocer a los involucrados en este fraude, y encontrar los tentáculos políticos de este grupo empresarial.
El listado de nombres que han entregado los Nule no es menor, ni de poca importancia.
Y eso que apenas esa investigación es de los escándalos en Bogotá y no se ha comenzado a dilucidar el mismo tema en el nivel nacional.
Pero no por eso las autoridades pueden dar un trato de víctimas a los miembros de este grupo, ni favorecerlos de tal manera que se condenen a los políticos, pero no a los empresarios.
Ahora bien, es claro que eso no debe llevar a tomar medidas apresuradas, ni que los fiscales y jueces no cumplan con su labor con los mayores estándares de profesionalismo y apego a la ley.
Pero una vez se tenga eso, se debe aplicar todo el peso de la ley. Y por eso no se debe ni pensar en que se les aplique el principio de oportunidad a Guido Nule Marino y a sus primos Manuel y Miguel Nule Velilla
Esa herramienta fue diseñada para perdonar a los actores pequeños de los fraudes y ubicar a los importantes. Y en este caso está claro que los Nule se llevan el papel protagónico en la estafa a las arcas del Estado.
Eso, sumado al hecho de que lastimosamente no se va a poder recuperar todo el dinero sacado por los Nule, pese a los intentos de la Contraloría General, y ellos se van a quedar con unas cuentas interesantes en países extranjeros, lo último que puede entregar la justicia como resultado de esto a la sociedad colombiana es que, por jugadas para darle la vuelta a la ley, estos criminales terminen pagando unas penas simbólicas.
El país no puede recibir ese mensaje de impunidad, ni tampoco ese llamado y apología a la cultura del fraude al Estado.
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