A continuación quisiera tratar a manera de reflexión y con mucho respeto, algunos aspectos que considero importantes con relación a las protestas y manifestaciones cívicas que ha suscitado por estos días el comienzo de las obras del metroplús en el municipio de Envigado:
Es válida toda protesta social por una causa justa. Eso demuestra que existe una ciudadanía activa y dispuesta a hacer respetar sus derechos. No obstante, el mensaje es más contundente cuando viene acompañado de argumentos de peso y no solamente de una fugaz euforia colectiva.
Es reprochable el oportunismo político de algunos personajes, quienes han aprovechado las congregaciones de la comunidad.
Me gustaría observar algún día a esa ciudadanía activa protestando también por las vidas humanas que a diario se pierden en Medellín por la violencia, con el mismo ímpetu y entusiasmo con el cual defienden la vida de los 132 árboles que aproximadamente tendrían que talarse en el “túnel verde”. No debemos ser tan selectivos para indignarnos.
¿Cuántas personas de quienes allí protestan tienen dos o tres carros en sus casas? ¿Cuántos viven en urbanizaciones en las cuales tuvieron que talar igual o mayor número de árboles para abrirle paso a la edificación?
El metroplús es una obra que ha sido concertada con la comunidad desde hace varios años, como cualquier proyecto público que se hace en una ciudad. ¿Cuántos de los protestantes estuvieron en las mesas de concertación y socialización del proyecto participando activamente en su momento? Qué mal queda decir ahora que “Envigado no necesita metroplús”. Ayer lo reclamábamos y hoy lo rechazamos.
En el caso del “túnel verde” de la avenida El Poblado el impacto es más visual que ambiental, debido a que estos árboles, por su avanzada edad ya no recogen el mismo CO2 del ambiente, como sí lo harían los más de 1.500 árboles jóvenes que se proponen sembrar en compensación por los árboles viejos talados en este tramo.
No veo coherente defender la vida de estos árboles mediante su maltrato. Pintarlos y colgarles objetos indiscriminadamente también atenta contra ellos.
El cambio de diseños que algunos proponen, como por ejemplo dejando un solo carril para vehículos particulares, es técnicamente inviable, debido a la alta demanda que tiene esta vía. Además, se incurriría en un significativo sobrecosto porque los contratos de construcción ya están adjudicados y se encuentran en ejecución.
El paso de un transporte público masivo como el metroplús por este lugar tendría un impacto ambiental más favorable que sólo dejar los árboles actuales, al permitir que mediante su oferta salgan de circulación un importante número de vehículos particulares y públicos.
Veamos más allá del túnel. Observemos otros puntos de vista sin enceguecernos por la euforia y, por favor, como ciudadanos participemos a tiempo de la concertación de este tipo de proyectos
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