Para Aníbal Gil, lo más lógico es que las obras permanezcan en el tiempo más que sus creadores.
Por eso, que en Colcafé hubieran optado por trasladar La chapolera y no por destruirla se convirtió para él en un auténtico homenaje.
La chapolera es un mural suyo, elaborado en 1959 para la entonces recién fundada fábrica procesadora de café.
En ese momento, la obra era protagonista de esa construcción, una de las pocas empresas que ocupaban las márgenes del río.
Aníbal Gil recuerda la elaboración de la obra, mas no su concepción.
"Tenía 27 años. Creía que tenía toda una vida por delante, de modo que disfruté mucho haciéndola. Pegué una por una las baldositas de cristanac. Incluso me detenía a recortar algunas para conseguir las formas del las figuras. Era como armar un rompecabezas".
Tenía toda una vida por delante, es cierto, pero no era lo único que hacía en ese año. 1959 fue verdaderamente agitado. El artista tuvo una exposición individual en el Museo de Zea (hoy, de Antioquia); otra en La Tertulia, de Cali; participó en la exposición de Pintores Colombianos, en Cartagena; en el XII Salón de Artistas Colombianos, y en el II Salón de Pintores Antioqueños, en el cual obtuvo el primer premio en óleo y el primero en grabado.
El dinero que recibió por el mural, que tiene estilo geométrico y algo cubista, por la gran influencia de Picasso, le sirvió para casarse con Merceditas.
Con ella y algunos familiares estuvo en la reinauguración, realizada el martes último. Le entregó como regalo a la Compañía el boceto original de La chapolera, una acuarela, que recibió Carlos Piedrahita, presidente del Grupo Nacional de Chocolates.
El artista vio una secuencia fotográfica de la obra de ingeniería que requirió el movimiento de su muro. Se enteró de que el traslado se debió a la necesidad de ampliación de la fábrica, la cual habría condenado la obra al ostracismo.
Luis Palacio, gerente técnico, le explicó a él y a otras personas, entre ellas las directoras de los dos principales museos de la ciudad, cómo un grupo de 35 hombres, 18 de los cuales obreros, movieron esa pared de 28 toneladas con ayuda de patines y una grúa de construcción con capacidad para levantar 100 toneladas.
Luego de tres meses de planeación, el traslado se efectuó entre la noche del sábado 13 y la mañana del domingo 14 de julio de 2008.
No lo habían mostrado, porque estaban construyendo el nuevo sector de la planta y retocando el mural, lo cual no se hacía desde 1992.
"Es un estímulo grande para mí -dijo Aníbal Gil-. Algo que lo anima a uno a seguir creando".
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