Uno de los factores determinante de la competitividad de los países y las regiones es la dotación de recursos naturales, renovables y no renovables, con la que se cuenta.
Al reconocer esta importante relación, el proyecto Competitividad, un compromiso de todos, que adelanta EL COLOMBIANO en alianza con la Universidad de Antioquia, la Universidad Eafit y la Escuela de Ingeniería de Antioquia, abordó este tema durante el mes de marzo.
En los procesos de producción, transformación y consumo de bienes y servicios se utiliza la base de recursos naturales al tiempo que se vierten los residuos provenientes de los mismos. Sin embargo, la naturaleza tiene límites para asimilarlos. Esto implica que el crecimiento puede ser balanceado y armónico entre el sistema económico y el natural o, por el contrario, desordenado e insostenible.
Por tanto, el marco de políticas públicas cumple un papel fundamental en el tipo de crecimiento que se quiera alcanzar.
El uso eficiente, equitativo y sostenible de los recursos naturales demanda de una institucionalidad adecuada que, entre otras cosas, defina derechos y desarrolle mercados.
También debe evitar que la abundancia de recursos se convierta en una dañina y perversa dependencia de los mismos.
Colombia dispone de una gran riqueza natural: en biodiversidad ocupa, en el mundo, el segundo lugar; es el primero en el número de especies de aves; y su rendimiento hídrico promedio es seis veces mayor que el mundial.
Esta disponibilidad de recursos hace que el país tenga ventajas comparativas naturales. Esto determina que dicha riqueza sea fuente fundamental de nuestro crecimiento, desarrollo y competitividad y que, por ende, el bienestar presente y el de futuras generaciones dependa del uso, sostenible y eficiente, que hagamos de la base de recursos naturales.
En este sentido es necesario que, por ejemplo, la producción y los negocios agropecuarios se adelanten de tal forma que se garantice la adecuada disponibilidad y calidad de los recursos, particularmente, del agua, el suelo y los bosques.
El desarrollo de las ciudades tiene que ser sostenible. Para ello se requiere de un manejo responsable de los residuos sólidos, un crecimiento compacto y no expansivo de la infraestructura urbana y un sistema de transporte que privilegie lo público.
El manejo, la conservación y la utilización de los recursos naturales enfrenta grandes retos. Uno de ellos es el fenómeno del cambio climático.
Este hace que, al tiempo que se presenten eventos de lluvias más intensos y frecuentes, se observen regiones que padecen de sequías extremas y largas.
Esto ocasiona daños en la infraestructura y los cultivos, y afecta la competitividad de los distintos sectores económicos.
Otro reto es cómo conseguir que el desarrollo de la infraestructura, elemento esencial de la competitividad, se haga sin causar graves e irreparables daños al medio ambiente.
La existencia de una adecuada institucionalidad y de unas reglas de juego claras permite que las obras se lleven a cabo garantizando el cuidado y el buen uso de los recursos naturales.
Con su considerable desarrollo minero y la necesidad de impulsar grandes obras de infraestructura, Colombia tiene el inmenso reto de asegurar que el crecimiento económico sea balanceado y sostenible y que nuestra riqueza natural sea fuente de un creciente bienestar para todos los colombianos.
Pico y Placa Medellín
viernes
no
no