Desde la terraza encumbrada en el barrio 20 de julio, en la comuna 13, San Javier, Fercho* vio por última vez a su amigo que por más de 9 años fue su cómplice de juegos pueriles. No tuvo el valor para despedirse y tuvo que irse porque se negó a llevarle un arma hasta otra cuadra al jefe del combo que imponía el terror en su zona.
Junto a su madre cargó con pocas cosas en las maletas; y en su espalda, con tan solo 13 años de edad, una sentencia de muerte que lo obligó a dejar la barriada. La madre de Fercho recuerda que los "hicieron ir porque a mi hijo lo iban a obligar a hacer cosas malas". A esa amenaza se sumó, tres días después, una golpiza que Fercho recibió cuando salió a comprar unos huevos.
La intimidación de muerte al joven por el combo de su barrio, se sumó a las otras 81 que hubo en la ciudad entre enero y noviembre del 2011 y que la Personería de Medellín documentó en las diferentes zonas. 52 niños y 30 niñas padecieron estas agresiones de los grupos ilegales porque se negaron a sus pretensiones delincuenciales.
Las causas de las amenazas
En el informe de la Personería de Medellín quedó registrado que las causas por las que los menores de edad son amedrentados son "la negativa a pertenecer a grupos armados ilegales o la desvinculación de estos, la negativa a transportar armas de fuego y alucinógenos, a llevar mensajes atravesando las llamadas fronteras invisibles, incluso reportan ser amenazados por permanecer en la calle del barrio y desobedecer las órdenes de algunos integrantes de combos".
Así lo recuerda Fercho, quien en muchas ocasiones tuvo que acostarse temprano "porque los muchachos pasaban diciendo que pa'dentro si no queríamos una pela".
La sicóloga Clara Inés Ortiz , de la corporación Convivamos, explica que muchos de los niños son vulnerables a los grupos ilegales o a estas amenazas porque "pasan mucho tiempo solos. Salen de la escuela y se van para la casa y no hay referencia de autoridad. Están en la calle y los actores armados están a la expectativa de qué tipo de niños están por ahí y son fáciles de seducir".
Según Ortiz, a los menores les ofrecen "mil o dos mil pesos por ir a la tienda a que compren cigarrillos y les dan la devuelta. Por ese lado los van engatusando. Además, los van invitando a consumir".
Para Ortiz, los grupos armados buscan a los menores porque "es una mano de obra barata. Chicos que cuando empiezan a ingresar son 'metelones' o 'carrolocos' y por mostrar finura hacen lo que sea. Son controlables porque son dependientes de ellos".
Convivamos manifiesta que "la magnitud de la problemática supera los avances en materia de atención a la niñez, sobre todo porque no se han modificado las condiciones estructurales, la persistencia de un modelo educativo que no promueve la transformación de patrones patriarcales y la poca generación de ingresos y empleo digno".
Se busca una solución
Mauricio Facio Lince , secretario de Gobierno de Medellín, asegura que para atacar el problema de la vulnerabilidad de los menores de edad ante el accionar de los combos, desde la Alcaldía se han implementado programas para la atención prioritaria a la juventud.
Facio Lince señala que "se ha estructurado el programa Jóvenes por la Vida que recoge la oferta para ellos a través de la cultura y el deporte. Además la prevención y el tratamiento a las personas que usan sustancias sicoactivas. Estuvimos terminando este programa de jóvenes y lo que nos permite es entregar una oferta integral equilibrada y equitativa para que no sean atrapados por la delincuencia".
El Secretario de Gobierno manifiesta que además de la prevención, hay un trabajo directo de las autoridades por "neutralizar y desarticular estas bandas que afectan a los jóvenes en los barrios".
El profesor de la U. de A. y estudioso del conflicto urbano, Luis Fernando Duque, indica que "hay que fortalecer la familia. Esta es el eje que tenemos en esta sociedad como principal factor protector contra la violencia".
El Comité Internacional de la Cruz Roja en su trabajo para mitigar los efectos de la violencia, ha buscado un acercamiento con los combos de algunos barrios en los cuales ha hecho una intervención.
Stéphane Jacquier , director de esta intervención, expresó que se pretende "la difusión de los derechos humanos. Buscamos ampliar espacios para que haya acceso a la salud, a la educación de los que no tienen que ver con la violencia de la ciudad".
Fercho quiere volver a su barrio pero sabe que no puede hacerlo porque sobre él pesa una sentencia de muerte que no entienden él ni su madre.
*Nombre cambiado por seguridad
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