No se trata de si en la práctica el equipo de fútbol Millonarios se queda con 11 o con 13 estrellas.
La virtud del tema está en que nos detengamos a mirar lo que nos ha pasado como sociedad impregnada por las plagas del narcotráfico y la ilegalidad durante muchos años, pues ya existe toda una generación que no sabe ni entiende qué pasó ni qué consecuencias trajo esa actividad a nuestro modo de ser colombiano.
La razón que algunos dan para que el equipo no devuelva las estrellas es porque entonces mucha gente en este país debería devolver muchas cosas: presidentes, ministros, alcaldes, gobernadores, parlamentarios, reinas de belleza, comerciantes y muchos de los que hoy fungen de ricos, entre otros. Y por lo tanto sería mejor hacer como dijo el comediante Andrés López : “Deje así”.
Pero yo creo que no es bueno “dejar así”, pues podemos aprovechar la coyuntura para mirar cómo ese modo de ser ilegal promovido por las extravagantes abundancias que produjeron y producen el narcotráfico y los negocios ilícitos, generan unas ganancias pírricas debido a la indignidad de lo obtenido por vías fraudulentas. No estoy afirmando que dicho equipo de fútbol lo hizo o no lo hizo. No sé. Lo que pretendo demostrar es que cualquier cosa que se consiga a sabiendas de que no hay bases éticas correctas en la consecución de la meta, produce a mediano o largo plazo la vergüenza de una ganancia inmerecida.
Por eso hay que aprovechar la situación para enseñarles a las nuevas generaciones sobre la virtud que conlleva hacer las cosas de manera legal, así ello represente más tiempo en el proceso o quizá no traiga una ganancia rimbombante o ni siquiera deje el primer lugar como resultado.
Si ya hay una generación dañada por ese modo de pensar, no se deben escatimar esfuerzos para enseñarle a la nueva generación los valores correctos y la manera legal de hacer las cosas.
¿Y cuál es la virtud o la ventaja de hacer las cosas de manera legal y con bases éticas correctas? Mínimo dos cosas: se genera un tejido social desde la confianza, con seres humanos capaces de resolver los conflictos sin tener que matarse entre sí, y cada uno es capaz de ganarse la vida por y con sus propias capacidades sin dañar a otros. La consecuencia de esto: se podrá reconstruir una sociedad sin miedo, sin paranoia, más tranquila y con altos niveles de convivencia pacífica.
De este asunto podremos aprender que es mejor conservar lo obtenido de manera legal, así no fuere abundante, que tener que andar ocultando el pasado (o el presente) por una razón aparentemente muy sencilla: no poder mostrarles a los hijos algo que el dinero narco nunca podrá comprar: dignidad.
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