Esta no es la primera medida del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. Sin embargo, su intención de crear una ley que prohibiría la venta de gaseosas de gran tamaño y otras con alto contenido en azúcares volvió a poner en escena su batalla contra la obesidad.
De llegar a ser efectiva la ley, al que no le baste con bebidas de menos de 16 onzas o 464 mililitros, pues que evite comprarlas en restaurantes, cines y carritos callejeros, donde nos podrían vender gaseosas de esas magnitudes hacia arriba.
"La obesidad es un problema nacional y en todo Estados Unidos los responsables de salud pública se lamentan y dicen que es terrible", le dijo Bloomberg al New York Times, diario al que le reveló su intención de regular la venta de estos productos que los especialistas llaman calorías vacías, por su escaso aporte nutricional.
La cruzada de Bloomberg
Esta no es la primera medida del alcalde de Nueva York para controlar la obesidad de sus ciudadanos.
Para Bloomberg, recoge el New York Times, las políticas de salud pública han sido una prioridad. Desde su cargo ha iniciado una serie de campañas que buscan mejorar la calidad de vida de los neoyorquinos, así sea a punta de leyes.
Se sumó, en su momento, a las regulaciones antitabaco, prohibiendo incluso fumar en el emblemático Central Park, una medida que fue suspendida recientemente y que significó un golpe a sus políticas sanitarias.
Es el sobrepeso, sin embargo, una de las prioridades del multimillonario Michael Bloomberg. Prueba de ello es la prohibición contra las grasas trans artificiales que se usaban en los restaurantes y que luego se extendió a las grasas no saturadas de reposterías y panaderías.
Y la preocupación del alcalde tiene sentido. Según las estadísticas sanitarias de Estados Unidos, el 65 por ciento de los mayores de 20 años son obesos o tienen exceso de peso.
La nueva ley
La propuesta del alcalde Bloomberg, según recoge la agencia Efe, será votada por el concejo municipal de Salud en junio y de ser aprobada entrará en vigor en marzo de 2013.
La medida también afectaría a otros lugares muy habituales y populares de la ciudad en donde los neoyorquinos suelen comer a diario, como los "delis" o restaurantes que venden sánduches, ensaladas y comida fría, a las franquicias de comida rápida e incluso los estadios deportivos, donde son muy populares dichas botellotas.
En la prohibición quedarían incluidas desde las bebidas energéticas a los refrescos tipo soda o los tés fríos azucarados.
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