El inminente restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Colombia y Ecuador, palpable tras la reunión de Unasur en Quito, del pasado 9 de febrero, dejó en claro que la política exterior nacional avanza, a excepción de Venezuela, con paso firme tras los inconvenientes surgidos en 2008 y 2009.
Esto, además, se demuestra con las recientes actuaciones diplomáticas, como el reconocimiento (fue uno de los primeros países) de la elección democrática de Porfirio Lobo como presidente de Honduras y con el liderazgo mostrado tras el terremoto de Haití, en materia de coordinación de ayudas y soporte para la recuperación del país caribeño.
Para el ex canciller Augusto Ramírez Ocampo, no hay duda de que la normalización progresiva de las relaciones con Ecuador cambió el ambiente, no solo en el plano de los dos países, sino en el contexto latinoamericano.
"Debe reconocerse la participación de Colombia en Unasur por las propuestas concretas y efectivas que llevó a la reunión, donde no hubo tropiezos con nadie", dice Ramírez.
Si bien este bache en materia de política exterior se acentuó desde la muerte del jefe guerrillero de las Farc "Raúl Reyes", a manos del Ejército Nacional, en territorio ecuatoriano (el primero de marzo de 2008), para otros analistas, como Juan David Escobar, los problemas en la región no fueron construidos por Colombia, sino por un vecindario adverso en contra del país y del Gobierno Nacional.
"Este bache se dio porque algunos de nuestros vecinos, como Ecuador y Venezuela, buscaron la necesidad de encontrar, por la naturaleza de sus Gobiernos, enemigos externos. Así, por la coyuntura política de estos años, Colombia se volvió en el enemigo que necesitaba el vecindario", sostiene Escobar.
El resurgimiento, aunque sea leve, en el ejercicio externo del país, se debe, según Escobar, a que el entorno se aflojó y ahora la política diplomática colombiana puede dedicarse a trabajar, de una manera más precisa, a mejorar las relaciones con otros Estados.
¿Referente en la región?
Si bien Colombia no apoyó el golpe de Estado en contra de Manuel Zelaya en Honduras, siempre se mostró, junto a Panamá y Estados Unidos, listo a buscar una salida diplomática al conflicto político en ese país centroamericano.
Además, tras el anuncio de elecciones en Honduras, Colombia fue uno de los pocos países de la región que apoyó la decisión y después de la elección de Porfirio Lobo fue, también una de las pocas naciones que dio estatus democrático al nuevo mandatario.
Esta posición, según algunos especialistas, sirvió para que hoy se comiencen a normalizar las relaciones de otros países de América Latina con Honduras.
Sin embargo, queda pendiente el tema de Venezuela. Y unas relaciones que no parecen acercarse a un restablecimiento próximo. Para Ramírez Ocampo, la respuesta del Gobierno venezolano al ofrecimiento de vender energía al país vecino fue, por lo menos, sorpresiva.
"Me sorprendió las respuesta del vicepresidente venezolano, Elías Jaua, rechazando la oferta generosa de Colombia sobre el suministro de la energía. Atreverse a decir que Venezuela no necesita la energía colombiana es someter a su pueblo a otros dos meses de graves cortes de luz", agregó Ramírez Ocampo.
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