El presidente estadounidense, Barack Obama, ultimaba este lunes con su equipo de asesores los detalles de la "ofensiva" multinacional contra la milicia yihadista del Estado Islámico (EI) con la intención de ponerlos en desbandada sin tener que desplegar tropas de combate en tierra.
Obama prometió en una entrevista este fin de semana que el miércoles presentará a los estadounidenses un plan detallado sobre cómo "degradar y destruir" a una milicia yihadista suní que se ha hecho con una amplio territorio en Siria y el norte de Irak, donde ya está siendo atacada desde el aire por cazas estadounidenses.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, no quiso adelantarse este lunes al anuncio de Obama sobre la nueva estrategia contra el EI, aunque aseguró que tendrá las características de las misiones antiterroristas contra Al Qaeda y dijo que, además de acciones militares, se basará "en el poder diplomático".
Estados Unidos intensificará los ataques aéreos contra el EI, entrenará, asesorará y compartirá inteligencia con el Ejército iraquí y fuerzas kurdas y podría buscar la autorización del Congreso para atacar a los yihadistas dentro de Siria.
Earnest dijo en su rueda de prensa diaria que el principal objetivo de Washington es proteger a sus ciudadanos en Oriente Medio y evitar posibles atentados en su territorio perpetrados por "combatientes extranjeros" del EI que regresen a Estados Unidos gracias a su pasaporte estadounidense.
"El presidente no contempla tropas (estadounidenses) sobre el terreno en Irak o Siria (...) Vamos a seguir trabajando en amplias coaliciones, implicándonos con gobiernos regionales y promoviendo la gobernabilidad efectiva en Irak", aseguró Earnest.
Por el momento, Estados Unidos y otros aliados han golpeado al EI desde el aire para alejarlos de la presa de Mosul y, por primera vez este fin de semana, para evitar que tomen la también estratégica presa de Hadiza, la segunda más grande del país.
El portavoz adjunto del Pentágono, el coronel Steve Warren, dijo que los más de 140 bombardeos estadounidenses, lanzados en su mayoría desde el portaaviones George W. Bush en el Golfo Pérsico, "han sido tremendamente efectivos".
"El EIIL (Estado Islámico de Irak y el Levante, como se autodenominaba hasta hace poco el EI) se ha dado cuenta de que va a tener muy difícil sobrevivir frente al poder aéreo de Estados Unidos", aseveró el coronel Warren en el Pentágono.
Pero los estrategas del Pentágono creen que la batalla contra el EI, una milicia que combina una escurridiza fuerza no uniformada y el poder de un ejército con armamento sofisticado y vastas extensiones bajo su control, puede durar años.
En el Departamento de Defensa consideran que la batalla contra el EI podría alargarse hasta tres años, más allá del mandato presidencial de Obama, que abandonará la Casa Blanca en enero de 2017.
Obama, que desde su llegada al poder en 2009 ha intentado acabar con la idea de que Estados Unidos va a estar permanentemente involucrado militarmente en Oriente Medio, descartó por el momento destacar tropas terrestres para combatir al EI, un rol que tomarían las fuerzas locales en Irak o la oposición moderada en Siria.
No obstante, las posibilidades de que la estrategia de Obama no salga como planean los cerebros militares, de inteligencia y seguridad nacional, son muy altas especialmente en el caso de la guerra siria y las tensiones sectarias en Irak.
El centro de estudios británico Conflict Armament Research presentó este lunes supuestas pruebas de que el armamento que Estados Unidos está enviando a la oposición moderada del Ejército Libre Sirio está llegando a manos de los yihadistas suníes, también opuestos al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad.
Para frenar la ofensiva del EI en Siria e Irak, Estados Unidos ha logrado ya el apoyo de diez naciones aliadas, que también deberán trabajar para acabar con el flujo de armas, dinero y combatientes a una milicia que aspira a consolidarse como la fuerza armada de un nuevo califato.
Warren confió en que la coalición internacional contra el EI se amplíe en el futuro y no quiso adelantar cómo se articulará esta alianza, que incluirá a ocho miembros de la OTAN, entre ellos Turquía, así como a Australia y las potencias regionales árabes de Arabia Saudí y Jordania.
"Un terrorista muerto desde el aire es un terrorista menos sobre el terreno", explicó el portavoz del Pentágono para ilustrar de manera más gráfica los cálculos militares de Estados Unidos.
Parlamento iraquí aprobó nuevo Gobierno
El Parlamento iraquí aceptó este lunes a la mayoría de los ministros propuestos por el jefe de Gobierno, Haidar al Abadi, mientras que Estados Unidos amplió su ofensiva contra el grupo extremista Estado Islámico (EI) en el país.
Los diputados también eligieron a los vicepresidentes del país, entre los que destaca el primer ministro saliente, el chií Nuri al Maliki, que tras fuertes presiones el mes pasado cedió el cargo a Al Abadi, designado por el presidente del
país, Fuad Masum.
Los otros vicepresidentes son el anterior presidente de la Cámara, el suní Osama al Nuyaifi, y el antiguo primer ministro Iyad al Alaui (chií).
El Gobierno quedó integrado por representantes de distintas corrientes, en un intento de buscar la unidad política y poner fin a la crisis.
Fueron designados como viceprimeros ministros el diputado Bahae al Arayi, perteneciente a la corriente del poderoso clérigo chií Muqtada al Sadr; Saleh al Mutlaq, destacada figura suní del bloque suní Al Arabiya; y el dirigente kurdo
Hoshiyar Zibari, hasta ahora titular de Exteriores.
Sin embargo, las carteras de Defensa e Interior seguirán vacantes debido a las discrepancias en torno a los candidatos, aseguró Al Abadi, que propondrá nuevos nombres al Parlamento en una semana.
Esta falta de consenso puede debilitar al nuevo Gobierno en un momento crítico que coincide con los combates contra el EI.
En su discurso ante el Parlamento, el primer ministro dijo que como asuntos prioritarios se ocupará de los refugiados iraquíes, acelerará la lucha contra el Estado Islámico y reconstruirá las viviendas dañadas por los combates.
Además, prometió prohibir las milicias en el país y limitar el uso de las armas para que solo estén en posesión de las fuerzas estatales, al tiempo que se mostró dispuesto a zanjar los asuntos pendientes con los kurdos y promover la descentralización.
El Parlamento dio luz verde al programa de Gobierno de Al Abadi, que insistió en la necesidad de recabar apoyo internacional para combatir al EI.