La primera visita en su segundo mandato del Presidente Barack Obama a México ha servido para cambiar la letra de los acuerdos suscritos con el anterior mandatario, Felipe Calderón.
Y el cambio viene desde adentro del país azteca. La "desnarcotización" de la agenda bilateral fue parte del mandato ciudadano que recibió Enrique Peña Nieto, en los comicios de julio de 2011.
Y eso fue lo que quedó en evidencia después del encuentro Obama-Peña Nieto. Sin dejar de lado el tema de la seguridad fronteriza y la lucha contra el narcotráfico, Washington aceptó con beneplácito recuperar la cooperación económica en igualdad de condiciones como parte del objetivo de impulsar el crecimiento, generar empleo y reducir la inmigración hacia Estados Unidos.
Peña Nieto ha recuperado la interlocución directa con la Casa Blanca y, sobre todo, ha logrado introducir en la agenda temas fundamentales en el futuro de ambos países.
Y los astros se alinearon para la ocasión. Las nuevas leyes energéticas impulsadas por Peña Nieto en México encajan perfectamente en la apuesta de Estados Unidos de superar su dependencia con el petróleo y desarrollar energías limpias con la ayuda de su vecino mexicano.
Y por lo visto, será esa agenda económica la que extienda Obama por el resto del continente. En el encuentro con los presidentes de Centroamérica el tema de los narcos pasó a un segundo plano.
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