Ante millares de personas que se congregaron en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco elogió el aporte y conocimiento lleno de "sabiduría" a la sociedad, al tiempo que criticó el abandono que padecen muchas personas de avanzada edad en el mundo.
El Vaticano celebró ayer "Fiesta de los Abuelos" con una ceremonia que incluyó el testimonio de varias familias y un discurso del Papa, en el destacó que las personas mayores transmiten "sabiduría y fe, la herencia más preciada".
Entre los asistentes que intervinieron estaba una pareja de ancianos cristianos procedentes de Erbil, en el Kurdistán iraquí, ambos de 70 años y padres de 10 hijos, que tuvieron que escapar de la zona en agosto tras el asedio de los yihadistas del Estado Islámico.
A ellos se refirió también el Sumo Pontífice cuando aseguró que "la violencia contra los ancianos, como contra los niños, es algo inhumano".
Uno de los momentos emotivos de la celebración se dio cuando Francisco abrazó al Papa Emérito, Benedicto XVI, de 87 años, quien usó un bastón y vistió un largo abrigo blanco. En ese instante, Francisco provocó aplausos en el público al decir que tener a Benedicto viviendo un retiro papal en el Vaticano es "como tener a un abuelo sabio en casa".
Francisco pidió cuidar más de los ancianos y lamentó que en muchos casos sean tratados como "prisioneros, olvidados, escondidos y, abandonados" por la sociedad, lo que equivale a una "eutanasia".
La Fiesta de los Abuelos terminó con una misa.
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