Esta noche, cerca de 40 niños y jóvenes estarán en medio de un sueño. El sueño del reconocimiento al esfuerzo, a la pasión y a la dedicación de trabajar y cumplir una meta.
Ante más de 1.200 personas darán lo mejor de sí, sus voces llenarán el recinto y muchos, seguro, se emocionarán con las interpretaciones que estos muchachos harán como parte de su participación en lo que será un recorrido por lo mejor de la ópera y la zarzuela.
Con este evento, la Corporación Prolírica de Antioquia celebra sus 20 años de trabajo en favor de la difusión y consolidación del arte lírico y la formación de sus públicos.
Y es que en estas dos décadas no solo Prolírica ha logrado traer a varios de los más reconocidos interpretes líricos del mundo. Su labor se extiende más allá del ámbito del escenario y, en asocio con la corporación Celestial Simphony, lleva hoy día el teatro lírico y la música a más de 600 niños de escuelas públicas ubicadas en la Comuna 8.
Contra balas, música
"Llegamos en un momento de tensión en la zona. Sentíamos que a los niños teníamos que darles opciones diferentes, y la música era esa opción", cuenta John Jairo Loaiza, director de Celestial Simphony. La corporación inició su trabajo en 1998, y en 2006 encontró en Prolírica un aliado para potenciar las posibilidades del arte como un vehículo de transformación aún en circunstancias muy difíciles.
Y de esas dificultades da cuenta una anécdota, que hoy se relata con tranquilidad, pero fue causa de zozobra. Luego de un concierto en el Metropolitano, y cuando ya los niños habían regresado a la sede de la corporación en el barrio El Pinal, cerca de la medianoche, el cruce de balas entre grupos que se enfrentaban por el territorio en la zona hizo que muchos de estos muchachos tuvieran que dormir en la sede de la escuela de música.
Pero obstáculos como este son los que, contrario a lo que se podría pensar, hacen que Celestial Simphony y Prolírica se motiven a profundizar su tarea, explica Luis Carlos Rico, director general de esta última entidad.
Una tarea que ha permitido que en más de 15 años miles de niños y jóvenes hayan podido conocer, apreciar y aprender que el teatro y la música unidos en una ópera o una zarzuela, y en general la música, pueden ser una herramienta para superar problemas y encontrar alternativas a situaciones de riesgo o vulnerabilidad.
Y esta noche, cuando el telón caiga, los aplausos se convertirán en el mejor regalo que estos chicos podrán recibir. Un reconocimiento que a veces ni en su propio entorno han tenido, y que hoy seguro se hará de pie.
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