Con ocasión de los 10 años de la tragedia de Machuca, un corregimiento de Antioquia en el Bajo Cauca en donde el ELN dinamitó un oleoducto que produjo la muerte de 84 personas y dejó 30 heridos, les envié el siguiente mensaje de dolor y perdón que quiero compartir con mis lectores.
Vengo de la tragedia de la guerra a pedir perdón por los muertos, a pedir perdón a las viudas, a los huérfanos y a todos los que perdieron sus seres queridos. Vengo a que me pongan una penitencia que alivie un poco el inmenso dolor causado por la tragedia de la explosión del oleoducto hace 10 años. Yo no estuve aquí cuando sucedió el incendio, estaba en la cárcel, pero igualmente me siento moralmente culpable, porque fui constructor del ELN y co-responsable por sus acciones.
Hace 60 años terminaba la época de violencia que dejó cerca de 300.000 muertos en todo el país. De inmediato comenzaron a surgir las guerrillas en Colombia, hoy la guerra insurgente está llegando a su fin, y ya mismo surgen nuevas expresiones de violencia producto del reciclaje de conflictos inconclusos y mal acabados.
En estos 50 años por acción de la guerra y la violencia han muerto más de 500.000 personas, han sido desplazados más de 3 millones de ciudadanos y han sido usurpadas más de 4 millones de hectáreas productivas al campesinado colombiano. La violencia y el capital acabaron con el campo.
La barbarie y el horror han de cesar, no más secuestros ni desapariciones, no más amenazas, ni falsos positivos, no más compraventa de jóvenes desempleados para ser asesinados como carne de cañón en supuestos combates y arrojados en una fosa común.
El país debe conmoverse por la tragedia diaria de la guerra, los muertos y las víctimas son nuestros vecinos y amigos, son nuestra familia, son nuestros propios muertos; mientras dure esta violencia por qué no declarar unos días de duelo nacional al año, unos días en donde hagamos conciencia del horror de la muerte repetida por miles y miles de seres humanos durante más de un siglo de nuestra historia nacional.
Nos deberían avergonzar tantos años de violencia, sentir vergüenza colectiva de los crímenes de nuestra sociedad. Cuando esta sociedad de verdad sienta colectivamente la vergüenza como conciencia nacional, solo en ese momento podremos comenzar la reconciliación entre los colombianos
Pido que se declare por convenio tácito de todos una semana de duelo nacional donde no haya ni un solo muerto por violencia y, ni un solo niño muerto por hambre. Desde nuestro clamor popular y nacional, con el alma desgarrada, pedimos parar la muerte.
Por eso, a los habitantes de Machuca pido perdón, sé que no basta pedir perdón, es urgente acabar con esta maldita guerra, hay que empezar a recuperar el campo, iniciando desde ya con el corregimiento de Machuca y declarándolo como territorio libre de violencia y zona especial de producción minera y agraria.
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