La Fiscalía sigue dando pasos certeros en la investigación sobre el asesinato del periodista Jaime Garzón. Y aunque se ha demorado 14 años en esta tarea, en el tema de la impunidad, más vale tarde que nunca.
Según los hallazgos hasta ahora del ente investigador, publicados recientemente por El Espectador, el entonces coronel Jorge Eliécer Plazas Acevedo, utilizando su poder como jefe de inteligencia del B-2 de la Brigada XIII del Ejército, ordenó una aguda tarea de hostigamientos y vigilancia contra el periodista, meses antes del atroz crimen.
Los reportes de vigilancia fueron claves en la ejecución del plan ya que permitieron conocer, entre otras, la rutina de Garzón, los vehículos que utilizaba, las rutas y horas por las que transitaba diariamente. Elementos clave para la planificación del crimen.
Como ya es sabido, al paramilitar Carlos Castaño le molestaban las críticas políticas que Garzón hacía por medio del humor y se ofuscaba profundamente viendo su programa. Posteriormente lo declaró objetivo militar por una inteligencia en la que le fue reportado que Garzón ayudó a ciertas familias a liberar a secuestrados por la guerrilla negociando su liberación.
Esa inteligencia manipulada se la entregó a Castaño un profesor de la Escuela Superior de Guerra de las Fuerzas Militares, José Miguel Narváez, quien para la época de los hechos era un hombre de confianza de Castaño y de los militares.
Posteriormente Narváez fue llevado por el expresidente Álvaro Uribe a trabajar en el DAS como subdirector, según lo declaró Jorge Noguera Cotes.
El expediente de la Fiscalía también incluye una declaración del confeso paramilitar Jesús Emiro Pereira, otra persona de confianza de Castaño, quien estableció que el general Rito Alejo del Río, condenado a 26 años de cárcel, fue quien le presentó al coronel Plazas, porque ambos eran simpatizantes de las autodefensas.
El exgeneral Del Río, quien se encuentra detenido desde el 5 de septiembre de 2008, ha sido denominado por diversos sectores como el "Pacificador de Urabá".
Este desatinado apodo se lo otorgaron por reducir a la guerrilla en la región antioqueña apoyando, y creando, grupos de paramilitarismo en la zona desde la comandancia de la Brigada XVII del Ejército entre los años 1995 y 1997, misma época en la que el ex presidente Uribe fue el gobernador de ese departamento.
Según la Fiscalía, en la división de tareas para concretar el asesinato del periodista, el coronel Plazas obró como coautor del crimen por su rol dentro de la planeación.
Y, aunque el crimen de Garzón lo ejecutaron sicarios de la banda la Terraza de Medellín, el plan fue alimentado por Narváez, la inteligencia la aportó Plazas Acevedo con el conocimiento del exgeneral Del Río, y finalmente bendecido por Castaño.
Como he dicho anteriormente, esta investigación demuestra que Uribe estuvo muy cerca de personas que hicieron parte fundamental en este asesinato como Narváez, Plazas Acevedo y Rito Alejo del Río. Y aunque hasta ahora no hay dudas de su inocencia, lo que esto sí demuestra es su pobre criterio de selección al rodearse de personas de confianza en el campo militar.
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