Martha Cecilia Botero está sorprendida con el nacimiento de tres criaturas en el helecho del balcón de su casa, ubicada en el sector Monticello, en El Poblado.
La del pasado sábado no es la primera vez que una pareja de guacharacas culirrojas toma su hogar como cuna.
Cual si fueran de la familia, estas aves, también llamadas cocrico, la acompañan desde hace un mes, cuando estaban empollando los huevos.
Martha les pone cartón en el piso y se los cambia a diario, como si fueran los pañales de un bebé.
Según Laura Agudelo, directora de Proyectos de la Sociedad Antioqueña de Ornitología, la guacharaca es una especie única, pero abundante en Colombia. Se caracteriza por la bulla generada por su bandada, que se asemeja a un instrumento vallenato, y por el gusto que siente por los frutos y la dispersión de semillas.
Las guacharacas vuelan cerca del balcón de Martha desde finales del año pasado.
La primera vez que empollaron fue el 19 de noviembre de 2010, y Martha les tomó tanto cariño que metía los tres huevos en una caja, para que no se los comieran los gatos ni las chuchas.
Martha cuenta que la hembra permanece en el helecho con los polluelos, mientras el macho los vigila desde un árbol cercano. Cuando ella sale a cambiar los cartones, ellos llegan ariscos a defender sus crías, y a la mujer le toca dejar el balcón y cerrar la vidriera para no invadirles el espacio que ahora les pertenece.
Laura Agudelo señala que el comportamiento mostrado por las aves hacia Martha es normal, porque de cierta manera se sienten amenazadas y quieren marcar su territorio y cuidar los polluelos.
"Es atípico que esta especie se adapte a un espacio como este y que lo haya establecido como su cuna, pero es más atípico que acepten la convivencia con el ser humano", apunta la experta.
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