En los prolegómenos de la actual campaña electoral por la presidencia de la república, esta se encuentra, si hacemos un símil con el fútbol, en plena pretemporada, con fuertes y largas jornadas preparatorias y de contactos.
Los aspirantes que consideran tener los méritos para regir los destinos de todos los colombianos, estudian y se ejercitan en los temas que expondrán en una época caracterizada por una fuerte recesión económica, un desempleo en aumento, unas brechas enormes entre pobres y ricos, una tensa calma desde el punto de vista de la seguridad y una paz sin poderse consolidar.
Hay quienes se preparan de manera fuerte para obtener fondo o una mejor resistencia en aras a atender las consultas internas de sus partidos y posteriormente enfrentar la contienda definitiva en una primera o segunda vuelta electoral, como les corresponderá a los precandidatos del Partido Liberal y del Polo Democrático. Por otro lado, los del Partido Conservador, de la U y de Cambio Radical, se encuentran en otra etapa más suave de la pretemporada, pero con algunas dudas respecto a si arrecian las actividades o sólo continúan en ejercicios de mantenimiento hasta tanto se conozca si habrá o no reelección. Y por último, sin cancha ni mucho cuerpo técnico ni financiamiento, pero sí con mucho pundonor, entrenan los candidatos independientes o alternativos, con la ilusión de aprovechar en río revuelto alguna posibilidad de constituirse, por primera vez, en una verdadera opción de poder.
Antes del cierre de pases, es decir, del cierre de las inscripciones y de acuerdo con la nueva reforma política, habrá coqueteos, negociaciones, transfuguismo, intrigas, denuncias y traiciones, entre colectividades, candidatos y miembros de los equipos, en busca de las mayores prebendas y beneficios electorales que los fortalezca para encarar tan dura contienda presidencial.
A medida que se acerca la hora para que suene el pitazo inicial, o sea el 30 de mayo del 2010, se va percibiendo en el ambiente cómo los jugadores más cotizados o presidenciables, el intransferible de la seguridad democrática, presidente Uribe; seguido por su puntero derecho, el ex ministro Santos, y por el centro despunta el novato Fajardo, con su única y exitosa experiencia como alcalde de Medellín.
Esta pretemporada, a pesar de ser larga y tediosa, es crucial para los espectadores, es decir, para los electores, porque pueden observar y calibrar las calidades morales, intelectuales, administrativas y las dotes de estadista de los precandidatos o candidatos, sus programas, respaldos, financiamiento de campañas, equipos de colaboradores y militancia en general, que los acompañarán.
Para los directores técnicos, en este caso los candidatos, es una oportunidad para sumar adeptos, perfeccionar programas y proyectos, seleccionar y descartar apoyos y acompañamientos que les generen posibles vetos y cuestionamientos éticos que menoscaben el trabajo realizado, que pongan en duda su elección y que conlleve posteriormente a deslegitimaciones, a pérdida de investidura y a poner en eventual peligro nuestra trayectoria democrática.
Pico y Placa Medellín
viernes
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