El representante más joven que tendrá Colombia en los Juegos Olímpicos de Pekín tiene 10 años, cursa cuarto grado en el Colegio Pedro Justo Berrío, vive en Santa Mónica Dos y ya es un triunfador.
Juan Pablo Gaviria ganó el concurso entre 42 colombianos y será uno de los 30 niños de 18 países del mundo, entre un millón y medio de participantes de 10 a 14 años, que tendrán la posibilidad de ver en directo el certamen más importante del deporte orbital.
Su obra, a la que tituló "Deporte, primer paso hacia la paz", fue seleccionada en las Olimpiadas de la Imaginación que promovió Visa, uno de los patrocinadores del máximo evento deportivo de cada cuatro años.
El tema propuesto para el concurso, al que solo podían acceder en Colombia hijos de empleados de los bancos, era Un mundo, un sueño.
Como premio, mañana partirán hacia la capital China Juan Pablo y su mamá, Liliana López, empleada de Davivienda. Allá los esperan muchas sorpresas que premiarán el talento de este chico que se lució con "una obra hecha en vinilo acrílico, sobre cartón paja", dice su orgullosa madre.
Cuenta la historia
El pequeño, que aún está mudando sus dientes de leche, cuenta que tardó varios días para darle forma a una imagen en la que los cinco aros olímpicos y la llama -dos de los infaltables símbolos de los Olímpicos- lo inspiraron.
"Fueron varias pasadas (matices) que tuve que hacerle a la llama, luego seguí con los aros. Y es que cuando a mí se me ocurre una idea tomo el pincel y los vinilos y empiezo a dibujar".
La justificación que hizo en la página del concurso la resume así: "los deportistas son personas que hacen la paz a través de su disciplina, su tenacidad, y dando un buen ejemplo para todos los niños en todo el mundo. Todos los países se reúnen una vez más en Pekín para demostrar la hermandad de aquellos que sueñan con un mundo en paz".
Al ver la obra final cualquiera pensaría que Juan Pablo lleva varios años estudiando pintura, pero lo increíble es que no ha hecho ningún curso.
Todo han sido enseñanzas de su tía abuela Alicia Moreno, quien desde más pequeño lo motivó y apoyó cuando quiso imitarla.
No en vano los cuadros de esta mujer adornan la sala y los corredores de la casa.
La noticia del concurso y del fallo del jurado la conoció de primera mano su mamá por internet.
"El niño estaba muy positivo y por fortuna se le dio", admite Liliana mientras observa al niño que empieza a decir que los aros representan los cinco continentes del mundo.
Juan Pablo tampoco es un deportista consumado. Apenas anda en proceso de saber qué le puede gustar. Probó con fútbol, pasó por natación y ahora se dedica al ajedrez.
En Pekín, de acuerdo con el itinerario que les llegó, tendrá boletos para presenciar las competencias de gimnasia artística, voleiplaya y natación. Regresarán el 13 de agosto cargados de muchas experiencias y de amistades de todo el mundo.
Su carita irradia felicidad, pues además hace tiempo no vuela, como asegura. Lo espera un viaje de casi 20 horas y la posibilidad de ver, en vivo, los paisajes y sitios turísticos que ha visto por internet, y tomarse muchas fotografías, otra afición que tiene.
Y como buen paisa, también se prepara para saludar en chino y, a modo de broma, dice que ya sabe decir niño perdido, en caso de extraviarse: "ñiño shin chu mamá".
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