La topografía se presentó como un desafío: había que intervenir un terreno empinado para construir ocho casas que, como petición de los dueños, respetaran el medio ambiente.
El Refugio, una parcelación ubicada en Guatapé, nació como un hotel ecológico. Y esa era la misión que tenía el equipo de G Ateliers, una pequeña empresa de arquitectos liderada por Orlando García.
"Con El Refugio se quiere generar ecoturismo" explica García quien estuvo acompañado por Juan David Botero, Luis Eduardo Echeverri, Hernán Galvis y Natalia García.
Además del carácter ambiental, los dueños tenían una condición: que la arquitectura estuviera en armonía con las construcciones tradicionales antioqueñas. Es decir, en pocas palabras, querían casas con corredores amplios, chambranas, techos a dos aguas y patio central.
Pero para Orlando "hacer arquitectura que parezca vieja no tiene ningún sentido". Por ello, él y su equipo se dieron a la tarea de convencer a los propietarios del proyecto en hacer refugios modernos que reinterpretaran esa arquitectura tradicional que tanto deseaban.
Incluyendo estos dos preceptos, G Ateliers diseñó espacios armónicos que se funden con el paisaje.
Los refugios, uno más pequeño de 96 metros cuadrados y otro de 102, tienen una sola planta y como techo tienen tiene una cubierta que se funden con las pendientes creando nuevos espacios para el disfrute.
"En el terreno no había espacios planos, por lo que quisimos hacerlos artificialmente, integrándolos además con el paisaje para que hubiera un impacto ambiental mínimo" explica Juan David Botero.
De ese modo, quien mira desde lo alto, ve jardines y no construcciones. Es una integración total con el entorno que, además, se da desde el interior pues, a través de grandes ventanales los corredores se funden con el paisaje y con los ambientes interiores.
"Son casas muy iluminadas y muy ventiladas" explica Luis Eduardo Echeverri. Esto hace que la temperatura se regule y al interior no se sienta el frío que caracteriza esta zona del departamento .
Los materiales ayudan también al entorno de calidez que se quiso lograr en los refugios: madera para las paredes, piedra para los pisos y metal para detalles en el exterior.
En algo que los arquitectos tuvieron especial cuidado fue en el hecho de que como la casa se pierde en la montaña, la humedad podría hacer de las suyas. "Lo ideal es hacer un proyecto cómodo y seguro", explica Botero, por ello, el techo y las paredes fueron intervenidos e impermeabilizados para garantizar un ambiente seco, cálido y seguro.
