Mientras le daban los últimos toques de color y acabado al lugar, Julio César Parra y Cristian Galeano no imaginaban el valor histórico y sentimental de las joyas que había a su alrededor.
El primero, de 22 años, y el segundo, de 31, ambos trabajadores de la empresa Color Virtual, escucharon hablar, alguna vez, entre corrillos, de Cochise Rodríguez, Ximena Restrepo, Pablo Restrepo y Santiago Botero, entre otros, pero ahora conocen con detalles algunas hazañas que en el pasado alcanzaron estas glorias del deporte nacional, y atletas que en la actualidad le dan caché al país: María Luisa Calle, Camilo Villegas, Mariana Pajón...
Julio César, serio y preciso en sus respuestas, tenía puesta una camiseta "mexicana", y contó con la suerte de trabajar en el Museo del Deporte y Salón de la Fama de Medellín, que el lunes por la noche fue inaugurado y que desde hoy abrirá las puertas al público en el segundo piso del estadio Atanasio Girardot. "Este lugar es muy bonito, una belleza, y sirve para adquirir cultura deportiva", dijo ante las chanzas de su compañero que le pedía más expresividad.
Cristian, habitante del barrio Popular 1, que ha estado mes y medio como obrero, dándole la puntada final a este nuevo sitio turístico de la ciudad, confesó que en los último días conoció "en persona" a Mariana Pajón, que visitó el museo.
Como Julio César y Cristian, los representantes de distintas generaciones podrán evocar épocas doradas y llenarse de información. Y es que en este nuevo espacio los visitantes encontrarán desde la bicicleta alta y de ruedas grandes con la que Cochise Rodríguez consiguió el récord mundial de la hora en 1970, en México, hasta la cicla pequeña y aerodinámica en la que Mariana Pajón alcanzó el título del mundo este año en Dinamarca.
En los tres salones que conforman el museo, la gente encontrará el uniforme con el que María Luisa Calle obtuvo el bronce olímpico, la camiseta arcoiris de Santiago Botero como campeón del mundo, la casaca que utilizó el atleta Álvaro Mejía en el Maratón de Boston de 1971, los esquíes de Andrés Botero en la Copa Mundo de Tahití de 1971 y el taco utilizado por el polista Óscar Botero Mejía en 1952.
También, escarapelas, medallas, banderines de países que visitaron a Medellín con motivo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1978 y los Juegos Suramericanos de 2010, y mucho más. Un espacio surtido con donaciones de objetos preciados con mucho valor sentimental para los deportista, dirigentes y entrenadores que se han desprendido de ellos para regalárselos a Medellín.
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