Tiene nombre sonoro y además evoca festines, celebraciones y dicha, como la que se siente cuando se prueba alguno de los productos de esta repostería artesanal ubicada en la zona gastronómica de Envigado.
Se llama Milonga Repostería y evoca el calor de hogar, con sabor casero, donde predominan los ingredientes de primera clase y una calidad excepcional.
El producto estrella son las milongas, que vienen en diversos tamaños, son de una suavidad indescriptible, se deshacen en la boca y que obligan, como afirmó Ángela Ruiz de Giraldo , una de las muchas clientes, a denominarlas el "postre rey, por el que vale la pena engordar dos kilos sin remordimientos".
La historia comenzó hace cuatro años cuando la ingeniera Civil antioqueña, Cristina Castrillón , y Ketty Samuels , una publicista barranquillera radicada en Medellín se conocieron por una amiga en común. Hasta ese momento, ninguna de las dos había pensado en dedicarse a la gastronomía y mucho menos trabajar juntas.
Pero la afinidad y el gusto por comer cosas ricas y diferentes las llevó a crear esta microempresa que nació en un garaje en el barrio La Aguacatala 2, y que hoy está en Envigado (calle 30A sur No. 44A-13) en una sede que tuvo una reciente ampliación de la cocina, para crecer la línea de sal.
"Innovar y presentar propuestas diferentes en sabores y texturas es nuestra motivación diaria", precisa Cristina, mientras aclara que "el hecho de ser una repostería artesanal no significa que no tengamos tecnología".
Ciertamente la tienen y es la que les permite crear la diversidad de productos que van desde los nueve sabores de las milongas, postres, hasta llegar a los pasteles de sal.
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