Esta historia recorre pasos similares a lo ocurrido en 2008 y 2012. Desde la Franja de Gaza, territorio palestino, militantes de Hamas lanzan cohetes contra ciudades en Israel. Ante el nerviosismo de los ciudadanos del Estado judío el Gobierno promete venganza. En el 2008 desató la violenta Operación Plomo Fundido, que mató 1.400 palestinos y 14 israelíes. En 2012, la Operación Pilar Defensivo acabó con la vida de 6 israelíes y 170 palestinos. Ahora la operación tiene por nombre Margen Protector y en solo una semana las muertes alcanzan las 167, todos del lado palestino. Es una masacre acelerada.
Todas son batallas similares aunque con aristas diferentes. Hoy Hamas, a quien Israel denomina un grupo terrorista, hace parte de una coalición de gobierno palestino y está menos aislada que en las dos operaciones anteriores. Además, su poder sigue en crecimiento, con un amplio control de Gaza y un apoyo mayoritario entre los pobladores de la apretujada franja que, ante los ataques de Israel, piden más lanzamientos de cohetes para vengar la sangre con sangre. Y así es, un círculo vicioso de venganzas que se pagan con venganzas, en el que parece imposible poner punto final.
En esta ocasión la batalla parece que se prolongará violentamente. Hamas no dará su brazo a torcer e Israel expresa como uno de sus principales propósitos acabar con el grupo palestino que gobierna la zona. Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, se quiere mostrar recio y determinante, sin temblor en la mano para ejecutar acciones militares. Esto también para detener brotes en el interior de su mismo gabinete que lo tildan de blando. ¿Blando Netanyahu?, parece un chiste, pero a este punto llegó el Gobierno de Israel.
La comunidad internacional (encabezada por dos presidencias de Obama sin solución al laberinto del Medio Oriente) se mueve atolondrada. Con Ucrania aún encendida, los problemas europeos con la Rusia de Putin, los líos internos norteamericanos y el desorden de Egipto; Palestina está sola en medio de los bombardeos.
Es cierto que la andanada de fuego parará, esta vez más tarde que temprano, aún a pesar del clamor mundial. Por ahora, seguirá ese río macabro de sangre que en los días por venir solo promete acrecentarse.
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