Durante 24 horas fui Rufino José Domínguez. Me sentí bien usando los nombres de quien tenía el idioma por patria. Ojalá el castizo y casto señor Cuervo no se haya revolcado en su tumba.
La suplantación se produjo a raíz de la conmemoración de los cien años de su muerte en París. Cualquiera tenía licencia escrita para llevar su gracia (nombre).
Cómo sería de importante y respetable este filólogo, lingüista, literato y lexicógrafo, católico de amarrar en el dedo gordo, que el muy ateo del Fernando Vallejo confesó que le reza al autor de las " Apuntaciones críticas? ". (En asuntos de ateísmo, me quedo con el respetuoso escepticismo humorístico-odontológico de Borges, con quien Vallejo tampoco simpatiza: "Creo que basta un dolor de muelas para negar la existencia de un Dios todopoderoso".
Cuando arrancó la conmemoración todo era desorden para ver, oír y aplaudir a Vallejo en la Biblioteca Luis Ángel Arango. El hombre, toda una autoridad en el idioma y en Cuervo, se dejó dar piquitos, posó con el uno, se amacizó con la otra.
Ante el tropel que había para ingresar a la Biblioteca reflexioné: "No me voy a hacer pisar la próstata y el esternocleidomastoideo por escuchar al paisano. Sus libros y discursos, como las películas de Woody Allen, siempre son los mismos, aunque distintos".
Y me abrí del parche. También habló en la clausura. Lleno total. Hubo amago de inteligente controversia con la directora de Caro y Cuervo, Genoveva Iriarte, pero finalmente la dama sucumbió al encanto de "Ferdinando".
Cuando más despotricaba del establecimiento, más lo aplaudía el respetable. Guardé aplausos para cuando vea a Cesarea Evora, la voz sin zapatos de Cabo Verde, quien actuará en breve en Bogotá.
Por la forma como habla, como apacentando ovejas, el "l'enfant terrible" del Vallejo parece inofensivo como una jaculatoria. Falso positivo. No deja títere con cabeza. Salvo si se trata de su idolatrado Cuervo.
Como el español es mi herramienta de trabajo, me sumé a las veladas que organizaron los Amigos del Instituto Caro y Cuervo. De pronto frecuentando el sitio donde nació y estudió aprendo y respeto más una lengua que me "ha dado de comer y de beber".
El célibe y celebérrimo bogotano se gastó su castidad en el estudio no sólo del español. Para mejorar su trabajo, tuvo relaciones incestuosas con el sánscrito, griego, latín, árabe, hebreo, gótico, italiano, francés, alemán, valaco, español de Levante, sardo, retorrománico, vascuence, asturiano. Aunque menos íntimos, mantuvo coqueteos con el chibcha, el quichua, mejicano, malayo?
Sacó tiempo para corregir la gramática de Bello. Todo un espectáculo de la inteligencia el señor Cuervo que vendía cerveza para financiarse sus estudios. Estos días volvieron a sacar la cerveza con su apellido.
Suplantado el Maestro, vuelvo al anonimato. Siga roncando en paz, Don Rufino José (con mayúscula el Don, dignidad que ha sido perratiada).
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