Qué lástima que la vieja costumbre de saludar, cuando uno se encuentra una persona conocida de frente, haya pasado a mejor vida. O la quieran desterrar.
Este es un signo de cortesía, de amistad. Incluso, en culturas milenarias es un rito que hoy aún continúa. Quizás más importante que muchas otras cosas.
Aquí, en nuestro medio, en cambio, todo parece el revés: la gente que uno se encuentra de frente, agacha la cabeza, mira para otro lado o simplemente se hacen los bobos. Eso sí, cuando necesitan un favor, ahí sí saludan.
Qué bueno sería que esta costumbre pudiera retomarse, así viviríamos mejor y seríamos más amistosos.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6