La comunidad continental, por fin, es consciente de que la lucha contra el flagelo del narcotráfico es de todos y no tan sólo de nuestra nación, como en el pasado reciente se consideraba. El Canciller colombiano, Jaime Bermúdez Merizalde, fue muy claro en el discurso de instalación de la Cumbre Regional Antidrogas, al señalar que el combate mundial contra las drogas ilícitas es una responsabilidad común y compartida, y en consecuencia exige un enfoque multilateral, integral y equilibrado.
Celebramos que en la Declaración de Cartagena, suscrita por los representantes de los 26 países que asistieron a la Cumbre, se haya fijado un plan de acción concreto que permita encarar de manera coordinada todos los eslabones de la cadena: demanda, producción, tráfico, distribución, desvío de precursores químicos y otras sustancias utilizadas en la producción de drogas ilícitas, lavado de activos y demás delitos conexos. Es necesario establecer un equilibrio entre la reducción de la demanda y el control de la oferta, así como ejercer acciones contra el lavado de activos.
Uno de los instrumentos para hacer efectivo ese plan de acción es fortalecer los observatorios nacionales de drogas en las naciones del área, o crearlos donde no los haya.Trabajarían en forma conjunta con la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas, organismo adscrito a la OEA, con el fin de desarrollar sistemas de información y estadísticos para intercambiarlos entre las autoridades tributarias, judiciales y de policía de las distintas naciones y utilizarlos en su lucha contra el narcotráfico. Todo bajo el presupuesto de la no injerencia en los asuntos internos de los países, el respeto por la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.
Obviamente que para ello se requiere incrementar la asistencia económica y de cooperación, para lo cual la misma Cumbre hizo un llamado a los gobiernos donantes: " se urge a los países desarrollados y a los organismos multilaterales a incrementar la asistencia financiera, técnica y de capacitación otorgada para el combate al narcotráfico en esta región". Esperamos que el "primer mundo" sea receptivo a esta petición para bien de la humanidad entera. No sólo de nuestro continente.
Si bien no quedó aprobada en la Declaración de Cartagena, nos parece pertinente la propuesta del Presidente Álvaro Uribe de incluir dentro de la lucha que se adelanta contra el calentamiento global, el daño producido por la deforestación de las selvas causado por la siembra de cultivos ilícitos que en Colombia han copado 99.000 hectáreas de bosques.
Vemos como una buena estrategia continental la institucionalización de la Cumbre Regional Antidrogas, dado que la producción de las drogas ilícitas en la región no ha disminuido en forma significativa. Sería un adecuado mecanismo anual de cooperación entre los gobiernos de la región, siempre que se concrete la creación de un órgano ejecutivo que haga realidad la conformación de este mecanismo permanente, tal como lo sugirió el Presidente Uribe. Así nadie diría que la Cumbre de Cartagena tan solo fue otro saludo a la bandera.
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