Memorias Olvidadas, así se llama el libro del expresidente Ándres Pastrana Arango, que sale mañana al mercado y en el que narra hechos que impactaron la vida del país y en el que él fue protagonista. Su compromiso con la prensa era no salirse de los linderos del libro, pero los hechos del pasado tienen mucho que ver con el presente y sus respuestas y nuevas preguntas terminaron llevándolo a opinar sobre actitudes de otros protagonistas modernos como Santos, de quien dijo que no negocia con las Farc como presidente sino como candidato, o de Uribe, a quien señala de haber pretendido acabar con el Plan Colombia y además desconocer que su política de seguridad democrática tuvo dientes gracias a lo que Pastrana hizo como presidente.
¿Por qué en este momento narra sus memorias?
“El libro trae episodios personales de mi vida, que han influido en la política colombiana. Uno de los primeros secuestros, o diría que el primer secuestro político de los extraditables, después del intento de secuestro a Juan Gómez Martínez, fue el mío. Ellos buscaban, a través del secuestro político, la presión sobre la extradición y soy yo el primer secuestrado por Pablo Escobar y los extraditables”.
¿Narra usted en el libro, por qué los extraditables eligieron a los conservadores como arma política?
“Más que eso, porque si leen el libro, hay un episodio donde ellos secuestran a Carlos Mauro Hoyos, el procurador. Básicamente, es que ellos en un principio querían tener a Juan Gómez, a Andrés Pastrana, que eran los candidatos que iban a ganar las alcaldías de Medellín y Bogotá. Y al Procurador General de la Nación, parece que era su propósito inicial. Como se frustra el secuestro de Juan, viene el secuestro mío y posteriormente lo que ocurre con el Procurador. Ahí está toda la historia”.
Usted menciona allí que ‘Popeye’ le revela el nombre de la persona que lo quería asesinar, ¿qué espera que ocurra con esa denuncia que usted va a documentar?
“Lo importante es que estos son hechos históricos, independiente de si la justicia actúa. Diría que durante el secuestro e históricamente, y aquí vuelvo al tema, del porqué publico el libro en este momento; es que hay gente que escribe los libros inmediatamente suceden los hechos, otros al final de su vida y, en mi caso, es en este momento porque se dio la oportunidad y antes de que a uno se le comiencen a olvidar las cosas”.
¿Y cuál es la perspectiva?
“En buena parte, es recoger lo que vio mi padre del otro lado del secuestro, yo tenía un diario que escribí estando secuestrado, mi familia tenía algunos escritos, y después se me dio la oportunidad de ir a hablar con ‘Popeye’ y con otras personas que estuvieron involucradas en mi secuestro, entonces tengo todas las aristas y una de esas aristas, ‘Popeye’ me echa el cuento y me dice que una vez estando yo secuestrado hubo una persona que insistió para que Pablo Escobar me matara, y me dijo quién era. Y ahí está en el libro”.
¿Y usted teme algún tipo de represalia de esa persona, o está fuera de que le pueda hacer algún daño?
“Uno nunca sabe qué puede pasar. Pero no es un narcotraficante”.
¿Es cierto que durante su secuestro Pablo Escobar alcanzó a dar la orden para que lo mataran?
“Directamente no conocí si dio o no esa orden. Aquí hay muchos elementos nuevos de los que yo no había contado. Mi perspectiva después de haber hablado con otros actores del secuestro me ha permitido documentarme mucho más en el tema de lo que fue mi secuestro en el contexto de un secuestro político de los Extraditables”.
¿Usted perdonó a ‘Popeye’?
“Una de las cosas interesantes cuando fui a hablar con ‘Popeye’, a Cómbita, hace un poco más de un año, para preguntarle de este tema. Hay dos hechos interesantes: uno, voy a Cómbita para saber qué había pasado, desde el otro lado de la mesa, en el tema del secuestro. Pero ‘Popeye’ al final de la entrevista me dice: yo quiero que vuelvan a prender la grabadora y el video y es él quien pide perdón. ‘Popeye’ me dice, yo no le iba a pedir perdón a usted, pero hoy sí quiero pedir perdón a usted y a su familia por el daño que les causamos. En parte digo que estos son señales o hechos que van a permitir enviar mensajes claros al país sobre el perdón. Una de las preocupaciones que siempre he tenido con relación al tema de la paz es si los colombianos estamos dispuestos a perdonar. Ese es un tema fundamental. Nosotros nos podemos sentar a hacer la paz, pero si no perdonamos, la paz nunca la vamos a lograr. Y segundo, Valentín Taborda, que es uno de los hombres que también estuvo conmigo durante mi secuestro, que se entregó con Pablo Escobar en La Catedral, ya había escrito también una carta pidiendo perdón, una carta que me llegó comenzando la Presidencia de la República”.
En el tema de los narcocasetes, usted va a revelar algunos otros detalles, que seguramente van a levantar ampollas y acentuar más la enemistad con el expresidente Ernesto Samper…
“Más que enemistad lo que yo cuento allí es la historia. La gente confunde una cosa de principios y valores, cuando se tienen. Yo con el presidente Samper, enemistad no puedo tener. Lo que no creo es que como colombiano y que la gente de Antioquia, de Cali, podamos dejar de admitir es que el narcotráfico compró la Presidencia de Colombia. Y que esto no es un tema nuevo. Ustedes recuerdan el caso de la suite en Medellín, en el Hotel Intercontinental, y recuerdan que el que recogió la plata en el gobierno de Alfonso López Michelsen era Ernesto Samper. Ustedes recuerdan que ese episodio, en esa suite en Medellín, ahí comienza en buena parte la financiación de muchas campañas políticas. Entonces, esto no es un hecho nuevo y, en el caso de Samper lo que voy a contar es mi historia. Y qué fue lo que sucedió y que el país conozca porque aquí llevamos más de 20 años en que hay una gente contando su verdad y ahora es el tiempo de contar la nuestra. Quiero que el país tenga los elementos de juicio. Segundo, buena parte de lo que hago con el libro es escribir una memoria histórica para los jóvenes. Es que los jóvenes de Colombia no saben lo que vivieron ustedes en Medellín, no saben lo que vivimos en Bogotá con el narcoterrorismo. Es importante que los jóvenes conozcan la historia para que no se repita”.
No obstante, usted se sentó luego a manteles con Samper. ¿Por qué aceptó?
“Samper me invitó a un almuerzo, una semana después del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado. Allí cuento cómo fue ese almuerzo, qué se habló, qué nos dijimos. Hay unos hechos curiosos, que por mi formación de periodista, muchos los escribo. Y, entonces, tenía ese diario de mi secuestro, y esa reunión con Samper la escribí al día siguiente de salir de hablar con él”.
¿Y qué tan candente fue ese almuerzo?
“No, se hicieron unos planteamientos desde una parte muy civilizada, el momento del país no era fácil, acababa de ocurrir el asesinato de Gómez”.
¿Se volvería a sentar a manteles con Samper?
“Sí, yo sí. Siempre lo veo. No soy enemigo de Samper. El país lo que tiene que conocer es que el narcotráfico se compró la Presidencia de Colombia de 1994. El Proceso 8000 nunca se investigó. Y eso es lo que ha traído la parapolítica, la financiación de los partidos. Cómo el narcotráfico definitivamente cambió la estrategia y lo que nunca nos imaginamos nosotros es que el narcotráfico se fuera a comprar la Presidencia y buena parte del Congreso. Esto no es un tema de enemistad sino de principios y valores políticos, de moral; cómo vamos a permitir que el narcotráfico se compre la Presidencia y que no pase nada en este país y evitar que esta historia no vuelva a ocurrir en Colombia”.
Fuimos testigos de excepción de su soledad en el caluroso Caguán y la silla vacía. ¿Qué sentía en ese momento, lo narra en el libro?
“Lo que hay que ver es por qué no llegó. Lo importante de esta historia es que yo la conozco, y después de un tiempo comienzan a llegar elementos nuevos. Y esto fue un poco de lo que pasó con la silla vacía. Ahí vas a encontrar lo que estaba pensando en ese momento de cómo estábamos nosotros interpretando qué iba a pasar, pero la historia real al final… es que ‘Tirofijo’ dijo siempre que me querían matar a mí y a él, que era un tema de los paramilitares, cuando la zona estaba custodiada por la guerrilla. Esa historia nunca la creí y pensaba que ahí tenía que haber algo más de fondo. Y esa historia es distinta.
¿La elección del periodista Gonzalo Guillén tiene que ver con el hecho de que él puede conocer parte de esa historia que les aporte a sus reflexiones?
“Con Gonzalo nos ha unido la vida periodística y con él nos hemos ganado los premios de periodismo. Gonzalo trabajó conmigo en TV Hoy y ganamos dos veces el Rey de España, el Simón Bolívar, el CPB. Gonzalo es un hombre con el cual tengo mucha confianza y es importante elegir con quien contar esa historia y cómo la cuenta. Gonzalo también tiene muchos elementos importantes para él hablar. Hablar con un escritor que no entiende la historia de Colombia es muy complicado. Él ha escrito varios libros, escribió sobre el 8000, ha estado atento y es un gran investigador y pone muchos temas en contexto porque es un texto de consulta en América Latina”.
¿Tras sus reflexiones de la silla vacía y el proceso en el Caguán, valió la pena la foto con ‘Marulanda’? “Claro que sí. Es que sin Caguán no hubiera habido seguridad democrática y sin Caguán no hubiera habido proceso de paz. El presidente Uribe no lo ha dicho, pero él sabe que sin Caguán, sin seguridad democrática, sin Plan Colombia, sin fortalecimiento de las Fuerzas Armadas era imposible la seguridad democrática. Digo que lo más importante que le pasó a este país era el Plan Colombia, fortalecimiento institucional, fortalecimiento de nuestros militares, y dejarle a Uribe un Ejército para poder seguir y continuar la seguridad democrática. Y creo que el Plan Colombia, lo que la gente tiene que reconocer, cuando me siento con ‘Tirofijo’ le digo que voy a montar un Ejército o para la paz o para la guerra, y usted define para qué quiere que yo lo use. El presidente Uribe inauguró su caravana de seguridad el 8 de agosto porque tenía cómo hacerlo. Eso no lo tuve yo. Cuando llegamos el general Mora me dijo que estábamos perdiendo la guerra porque nuestras Fuerzas Militares no estaban preparadas (…)”.
¿Uribe es desagradecido o falto de reconocimiento con usted?
“Falto de reconocimiento. Uribe ha sido falto de reconocimiento. El Ejército, en cambio, siempre me lo agradece, cada que me reúno con ellos. Y Siempre me dicen que si no hubiera sido por esa gestión, no se hubiera logrado lo que hoy tenemos en todas las fuerzas”.
Pero el Plan Colombia se ha venido abajo…
“No, el Plan Colombia lo continuó con Uribe. Y cuando voy a Washington me tocó presentar otro Plan Colombia. Esto no lo cuento en el libro, pero el presidente Uribe quería acabar con el Plan Colombia porque los americanos nos venían presionando dizque porque ya Colombia tenía capacidad para pagar el Ejército… Es que el Plan Colombia nace de la corresponsabilidad y eso me tocó defenderlo. El presidente Uribe me dijo, yo quiero que usted acabe el Plan Colombia y yo le dije que no. El Plan Colombia tenía como meta inicial 4 años. Luego volvimos a presentar un segundo Plan Colombia y después se continuó con otro Plan, que es lo que le ha permitido al presidente Santos continuar. ¿Cuál fue el error? No es que se haya acabado. Lo que hubo aquí fue una falta de decisión de política del presidente Uribe de no dejarnos quitar dinero del Plan Colombia. Porque con ese plan recibíamos cerca de 750 millones de dólares al año. Pero se crea el Plan de México y nos quitan a nosotros la mitad de ese presupuesto. Y eso no fue justo con Colombia”.
De verdad, ¿el gobierno de Fujimori conspiró contra la paz de Colombia?
“La verdad es que toda la investigación que hicimos y permitió desmantelar esa operación era que se estaba orquestando la entrega de 50.000 fusiles comprados por Montesinos para las Farc. Eso era mejor o igual a los fusiles que tenía nuestro Ejército. Y eran fusiles modernos. Si nosotros no descubrimos esa transacción, las Farc habrían quedado con un armamento más moderno que los de la Policía o el Ejército”.
¿Llegaron esas armas a las Farc?
“Llegaron 10.000 armas. Controlamos parte de ese lote, pero sí alcanzaron a llegar”.
¿Una hipotética foto en La Habana determinaría el rumbo de las elecciones en 2014?
“El presidente nombró ayer a dos mujeres en la mesa de negociación. Creo que el Presidente tiene que nombrar a todos los candidatos presidenciales. Por una razón. ¿Por qué? Es que hoy en Cuba no está negociando el presidente de Colombia, está negociando un candidato presidencial, que es el candidato presidente. Cuando uno es candidato, en muchas ocasiones, tienes que ceder muchas cosas para ganar la Presidencia. Siempre he creído que las negociaciones deben ser discretas y reservadas. Pero cuando ya tiene uno a un candidato negociando, candidato-presidente o candidato común y corriente, esas negociaciones no pueden ser secretas porque el país tiene que saber qué se está negociando. Por eso creo que para la transparencia del proceso, más que las dos mujeres que nombró, todo candidato presidencial debería estar en la mesa, conociendo qué se está negociando y eso le da transparencia al presidente Santos y al proceso de paz”.
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