Durante los dos primeros meses de este año la mayoría de los colombianos solo visualizaba a un hombre en la silla presidencial. La expectativa sobre lo que decidiera la Corte Constitucional frente al referendo reeleccionista impedía que la figura de cualquier otra persona, distinta a Álvaro Uribe, tuviera la fuerza necesaria como para llegar a la Casa de Nariño.
Todo cambió el 26 de febrero cuando el fallo de la Corte Constitucional determinó que Uribe no podría aspirar a un tercer período y en ese momento el esfuerzo de Juan Manuel Santos se vio recompensado. Con su renuncia al Ministerio de Defensa, en mayo de 2009, había empezado el camino que lo condujo a la presidencia de la República.
Los tres meses que duró la campaña, sin embargo, no estuvieron libres de sobresaltos. Entre marzo y mayo la ola verde alcanzó a colarse con fuerza en los sondeos de preferencia electoral, al punto de que muchos alcanzaron a pensar que el candidato Antanas Mockus podría arrebatarle la presidencia a Juan Manuel Santos.
La encuesta de abril de Invamer Gallup determinó empate técnico entre los dos candidatos con mayor posibilidad. Santos alcanzó 34,2 por ciento de popularidad y Mockus 31,6 por ciento. El 19 de mayo este mismo estudio reveló que en segunda vuelta Mockus alcanzaría el 48,5 por ciento de los votos y que Santos se quedaría con el 43 por ciento.
Las cifras de la Registraduría confirmaron que las encuestas no tienen la última palabra en los procesos electorales. En primera vuelta, Santos logró 6'802 mil votos, casi el doble de los 3'134 mil que consiguió la propuesta del Partido Verde. La segunda vuelta fue todavía más determinante. El candidato por el Partido de la U logró más de nueve millones de votos, mientras que Antanas Mockus solo obtuvo 3,3 millones.
Desde el 7 de agosto pasado el presidente Juan Manuel Santos ha demostrado que aunque mantiene la línea política trazada durante ocho años por Uribe, lo hace a su modo. La designación de varios miembros del gabinete fue la primera señal de que en su gobierno tenía un sello distinto. La postulación de una nueva terna para el cargo de Fiscal General de la Nación lo confirmó.
Los gobernantes Colombianos no sabían lo que era sentirse queridos y contar con la confianza del pueblo. Hasta que llegó Uribe. La sorpresa es que hoy, casi cuatro meses después de haberse posesionado, Santos cuenta una popularidad muy alta, según diversas encuestas.
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