Las posibilidades de que el derrocado presidente de Honduras Manuel Zelaya vuelva al poder quedaron este viernes casi sepultadas, luego de que sus negociadores abandonaron la mesa acusando al Gobierno de facto de no tener intenciones de llegar a un acuerdo.
Las negociaciones naufragaron después de que los delegados de Zelaya dieron un ultimátum para que el presidente de facto, Roberto Micheletti, accediera a un acuerdo antes de la medianoche para devolver el poder al derrocado mandatario.
"Me parece un insulto continuar perdiendo el tiempo. No existe la mínima voluntad política (del Gobierno de facto) para arreglar el problema", dijo Zelaya a la local Radio Globo este viernes temprano desde la embajada de Brasil, donde permanece refugiado desde hace un mes tras su furtivo regreso al país.
La comisión de Micheletti había rechazado el ultimátum y citó a sus contrapartes a un nuevo encuentro este viernes por la mañana para continuar en la mesa del diálogo, pese a la negativa de los delegados del destituido mandatario.
"Cuando usted percibe que su interlocutor no tiene la menor intención de llegar a ese fin (su vuelta al poder) ni está actuando de buena fe (...) creemos innecesario continuar con esa estrategia", agregó Zelaya.
El retorno de Zelaya, que fue sacado del poder a punta de pistola y llevado a Costa Rica la madrugada del 28 de junio, ha sido el punto de conflicto entre ambas partes, que habían alcanzado consensos tras días de estar sentados a la mesa.
La negociadora del depuesto presidente Mayra Mejía dijo que ella y los otros representantes se reunirán con Zelaya en el transcurso del viernes para decidir cuáles serán los próximos pasos a tomar.
No hay condiciones para elecciones
Las negociaciones habían sido retomadas hace tres semanas, bajo el auspicio de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero observadores y opositores creen que Micheletti alargaba el diálogo para ganar tiempo pensando en los comicios de noviembre, con los que espera cerrar la crisis política.
"El diálogo nos permitió tener ya casi la convicción de que no hay voluntad política de que se restablezca el orden constitucional", subrayó Mejía.
Delegados de Zelaya habían insistido en que fuera el Congreso el que decidiera sobre la vuelta al poder del depuesto mandatario, mientras que los del Gobierno de facto pugnaban porque esa decisión recayera sobre la Corte Suprema.
El pasado miércoles, la OEA expresó preocupación por el estancamiento de las negociaciones, que se retomaron sobre la base del Acuerdo de San José, logrado con la mediación del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, y que incluye como punto crucial la vuelta de Zelaya al poder.
Las elecciones presidenciales del 29 de noviembre fueron fijadas antes del golpe de Estado. Micheletti insiste en su realización y los principales candidatos están en campaña, pero Zelaya dice que el Gobierno de facto cocina un fraude.
"Creemos en el proceso de las elecciones, pero si las condiciones siguen de esta forma, sin libertad de expresión, con una censura fuerte (...) creemos que no son las condiciones idóneas para que el pueblo se sienta satisfecho con el proceso", dijo Mejía.
La comunidad internacional condenó el golpe y Honduras fue suspendido de la OEA, además de que Estados Unidos, su principal socio comercial, recortó ayuda, cancelado visas, y organismos financieros le cerraron la llave al crédito.