Hoy, el presidente Álvaro Uribe Vélez cumple 2.190 días como jefe de Estado. Seis años, cuatro de su primer periodo, y dos de su reelección.
Pese a ser el único mandatario que ha estado en el poder de manera continua por seis años y a que tiene el récord histórico de popularidad en el país, sus innegables éxitos en temas como la seguridad, se empañan con los lunares del manejo de la política exterior y sus relaciones con las otras ramas del poder.
El mandatario visitará hoy la Escuela Militar de Cadetes general José María Córdova, en Bogotá, para acompañar la celebración del Día del Ejército y donde además, recibirá a los jugadores del Real Madrid que llegaron ayer a Bogotá.
Esta modesta celebración no se equipara ni al impacto ni al ritmo del Gobierno Uribe durante los últimos seis años.
Una administración que arrancó con un país que mantenía latente las estructuras de los grupos paramilitares; unas víctimas reclamando su derecho a reparación; con las Farc fortalecidas militarmente; y con una economía que necesitaba de ajustes en materias laboral y comercial.
Al lado de los grandes logros de seguridad que mantienen al Presidente en un nivel histórico de popularidad, han aparecido escándalos como la parapolítica y la yidispolítica. Su distante relación con la justicia, el futuro incierto de la reforma política, la ley de Justicia y Paz, el acuerdo humanitario y los sistemas de salud y transporte, son los asuntos pendientes del Gobierno Uribe.
A ello se suma el poco brillo de algunos de sus ministros que hoy están en apuros políticos, como el ministro de Protección, Diego Palacio, y el de Transportes, Andrés Uriel Gallego.
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