Estación Reposo, a la que llegarían los cansados de tanto trabajo en vano, los acosados laboral y sexualmente, los distraídos en su atención y por eso no terminan lo que hacen, los desesperanzados y mucha otra gente que, obedeciendo a lo que no quiere o no puede hacer (como el Bartleby de Hermann Melville ), se desgasta hasta no saber ya quién es, qué dirección sigue y cuál es el objetivo que cumple. Y que aun así rinde hasta que se deprime (o es reemplazado por un robot) y desaparece de la nómina.
Y este problema de desaparecer del espacio que genera futuro (el trabajo), lleva a otros problemas más agudos: violencia intrafamiliar, delirio debido a la estima baja, predisposición a la delincuencia (el asunto de sobrevivir), consumo de drogas, desorden y obsesión copulativa y, en última instancia, suicidio pues, como decía Freud, este acto se valida cuando la vida se ha convertido en algo peor que la muerte. Pero estos estados lamentables no sólo son producto de la falta de descanso sino de lo que hoy rodea el éxito social, que son gastos exagerados en ilusiones.
El hombre y la mujer son organismos que se cansan, al igual que cualquier otro animal. No se conoce un león que camine 10 horas diarias ni una bacteria que se mueva 14. Los mismos espermatozoides (que no sé si son animales) se dan un tiempo para perecer y solo el más suertudo llega al óvulo para descansar y comenzar con el proceso de reproducción.
La naturaleza descansa: florece, da frutos, descarga sus hojas y duerme. Salvo en el trópico, territorio en el que la naturaleza se rebela cada tanto, sea en tormentas o sea en muertes súbitas. Y es que si no se descansa llega la locura, primero en forma de ensimisme y después en actos absurdos. ¿Y qué es la locura? Una enfermedad de minorías, porque si la mayoría la sufre ya es un comportamiento normal y hace parte de los índices de gestión.
Si alguno de los alumnos de Bauer (finales del siglo XIX) llegara a una ciudad contemporánea, su dictamen sería: demencia general, se esperan más asesinatos y propensión al incesto y al canibalismo. Causas: ruido, exceso de humo en el aire, huida y ausencia de la realidad, obsesión por el trabajo y poca efectividad en él, creencia de que D’s es el gerente de una multinacional en quiebra (la idea es de Harold Bloom ), consumos desmesurados en cosas innecesarias, fallas en el habla y en el pensamiento lógico, narcisismo contagioso y excesivo cansancio controlado con depresores, vaso dilatadores y estimulantes que conducen al insomnio o a los sueños falsos. Y demasiada información repetitiva y alienante que hace perder la noción de objeto y espacio. Y de ser en el mundo.
Acotación: en asuntos mentales y médicos, la minoría es el enfermo. Pero si la mayoría se enferma, los enfermos serán los aliviados. Y algo así pasa en la sociedad moderna, en la que la locura (en sus diversas formas) campea como modelo del éxito. A más locura en la propuesta, mayor credibilidad. O sea que algo pasa. O no pasa y entonces el loco soy yo.
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