Santiago Botero está como muchos seguidores del ciclismo colombiano: con el ánimo por el piso.
Desde la Vuelta a Oregón, donde el pedalista antioqueño se pone en forma para los Juegos Olímpicos de Pekín, manifestó su pesar por Soler y esos sueños que tenía de revalidar el título de la montaña, que también fue de Botero en el Tour francés.
"Estoy triste, pero más por él, porque sé de la ilusión con la que iba este año y lo duro que debe ser ver pasar una oportunidad de volver a hacer o inclusive mejorar su actuación del año pasado. El ciclismo es un deporte en el que cualquier inconveniente tira por el suelo meses de preparación. Y esto fue lo que pasó. Por una caída se le frustraron todos sus objetivos esta temporada", destaca Botero, cabeza de la formación Rock & Racing.
"No es fácil tener esa presión por parte del equipo, la afición y hasta la que él mismo se pone; de afrontar esta carrera con un listón tan alto por los resultados del año pasado", dice en el contacto con EL COLOMBIANO el ex campeón de la montaña de la Grand Bouclé de 2000.
Botero, que también supo de lo que son los duros momentos en esta competencia agrega: "estoy seguro que en la próxima temporada, o si se puede recuperar en este Tour, de pronto al final va a demostrar que lo que hizo el año pasado no fue casualidad, sino resultado de su dedicación y categoría para montar en bicicleta".
Mientras tanto, Mauricio llamaba a su esposa Patricia, en Boyacá, para asegurarle su continuidad. "Llegaré hasta donde las fuerzas me aguanten a pesar de la fractura", le dijo después de la decente contrarreloj en la que ocupó el puesto 161, a 4.39 del ganador y nuevo líder, Stefan Schumacher, quien marchó a un promedio de 49,543 kilómetros por hora para los 29,5 kilómetros del trazado en Cholet.
Para Soler, con una fractura en la muñeca izquierda, fue otro día de tortura, pero de reivindicación para Félix Cárdenas y Leonardo Duque, con su aceptable actuación, a espera de la montaña que vislumbra el macizo central.
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