El trayecto de Thomas Cardona incluye 10 minutos de caminata, un bus veredal, otro que lo lleva a Guarne, un colectivo que lo deja en Llanogrande y otros 15 minutos a pie. Todo para cumplir su sueño de jugar tenis.
Thomas, con H intermedia "para que suene más internacional", nació y está creciendo en la vereda Chaparral, del municipio de Guarne. En su casa, junto a su papá Edy y su mamá Cristina, nunca hubo un tenista. Pero sí televisión. "Ahí vio a Roger Federer en un partido contra Rafa Nadal, y desde ese momento se convirtió en su obsesión ser tenista", recuerda la madre, pues Thomas tenía cuatro años.
En su casa se inventaron una raqueta, sin cuerdas, pero con madera, grande, como de ping pong que Thomas golpeaba contra el muro de la casa de la abuela. Fue el comienzo de un camino que hoy lo tiene como campeón de tres torneos infantiles en el país, uno de ellos con victoria en individual y dobles (Champions Kids). "Empecé en Comfama, pero era solo una hora en la semana. Quería más, y me dieron una beca en Match Point. Allá practico una hora diaria, y me quedo jugando después", dice el niño, quien pese a sus nueve años, hace las frases largas, así su mirada se pierda en la primera distracción, como cualquiera de su edad.
Por chiquito, sus travesías aún son acompañadas. Para ir de la casa campesina, a medio terminar y sin piso, hasta la academia, debe siempre estar acompañado. "Cuando no lo llevo en la moto, le toca a un familiar. Una tía, la abuelita, hasta vecinos de la vereda, acá todos nos conocemos", anota el papá. Debe caminar hasta la vía pavimentada, tomar un colectivo (ojalá chiva que es más barato), luego un bus hasta el hipódromo, luego un colectivo hasta el colegio Horizontes. De allí, otra caminata hasta Match Point. "Son 10 mil pesos diarios por ahora que se va en las piernas de un grande. Cuando crezca no sabremos qué hacer".
Hoy, en el cuarto que comparte con su hermanito Emilio, tiene cuatro raquetas, aunque las primeras tres parecen más juguetes. Tiene su mejor pinta, con una gorra de RF, una camiseta gris y una pantaloneta blanca, que solo usa en ocasiones especiales, como cuando conoció a Roger Federer.
El caso de Thomas es atípico. El tenis, mitificado como deporte de élite, apenas tiene a un puñado de jugadores en Antioquia salidos de las veredas. Juanita Tabares y Magally Blandón, ambas de Rionegro, también siguen sus pasos en un camino difícil. "Thomas tiene talento y Juanita trabajo. Son producto de la descentralización del tenis, que hace más tenistas, aunque no sabemos cuál será su futuro", sostiene Catalina García, quien trabajó con una academia y es la entrenadora mental de niños como Cardona.
Por su edad, Thomas aún demanda poco dinero. Solo son cuatro torneos al año, dos en Medellín. "Pero si no consigue patrocinio, se pierde, no hay con qué". Son reglas de la vereda, que ve nacer un campeón, pero aún no sabe si lo verá crecer.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6