El francés Thomas Voeckler (Europcar) ganó este miércoles la décima etapa del Tour 2012, la primera alpina, en la que el británico Bradley Wiggings (Sky) no tuvo grandes dificultades para mantener el liderato.
El francés, que suma cuatro victorias de etapa en el Tour, ganó en la meta de Bellegarde sur Valserine a sus compañeros de escapada el italiano Michele Scarponi (Lampre), el alemán Jens Voigt (RadioShack), el español Luis León Sánchez (Rabobank) y el belga Dries Devenyns (Omega), que procedían de una fuga de 25 ciclistas.
La jornada se empezó a decidir en la subida al Grand Colombier, donde el primer ataque entre los fugados fue de Luis León Sánchez aunque Scarponi, Voeckler y Devenyns se unieron a él.
Por detrás, el Sky puso un ritmo constante desde el inicio de la ascensión. El único de los favoritos que lo intentó fue el belga Jurgen Van den Broeck (Lotto) que por cuatro veces probó hasta que en la última, ya próxima a la cima, se fue con unos metros.
En el descenso apareció Nibali quien atacó, rebasó al belga y se fue en solitario. El ganador de la Vuelta 2010 dispuso de la ayuda de su compañero Sagan, procedente de la fuga, en su lucha contra el grupo de Wiggins del que tiraba su equipo.
Las diferencias nunca llegaron a superar el minuto y al final vio frustrado su intento ante el poderío del Sky.
Al final, los cuatro fugados se jugaron el triunfo en un último repecho, donde Voeckler volvió a ser protagonista y el más fuerte. Por detrás los favoritos llegaron juntos, entre ellos el español Haimar Zulbeldia (RadioShack), y Wiggins salvó sin problemas la primera etapa en los Alpes.
La undécima etapa
La segunda etapa alpina del presente Tour constituye la única con final en alto, uno de los tres de la edición, junto a la Planche des Belles Filles, donde se impuso Chris Froome, y el pirenaico de Peyragudes.
Cita mayor de un Tour con poca montaña, donde los escaladores tendrán que aprovechar cada centímetro de carrera empinada para tratar de obtener ventaja de los especialistas en la lucha contra el crono, que tienen más de 100 kilómetros para lucirse.
Los 148 kilómetros entre Albertville y La Toussuire constituyen una de las etapas más cortas de la edición, pero también una de las más duras.
Apenas tomada la salida de la estación invernal que acogió los Juegos de invierno de 1992, el pelotón no tendrá un momento de reposo, entre duros ascensos y peligrosas bajadas.
Al poco de comenzar se inicia la subida de la Madeleine y sus 25,3 kilómetros de ascenso duro, con una pendiente media del 6,2 por ciento; el descenso será la antesala de la subida a la Croix de Fer, otro puerto de categoría especial, con 22,4 kilómetros y una pendiente media del 6,9 por ciento.
Otro pequeño descenso dará lugar a la subida al Mollard, un puerto de segunda, quizá el momento más relajante de la jornada, pero de corta duración, porque su bajada es trepidante y desemboca en la falda de La Toussuire, una cota de primera con 18 kilómetros al 6,1 por ciento. Mucha dinamita para los escaladores.