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Un siglo lleno de incógnitas

13 de enero de 2010
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Empieza el 2010 y con él nos adentramos en forma en el tercer milenio, en el siglo XXI. Para una generación como la mía, que nacimos en la década de los años 50 del siglo pasado, los cambios han sido tan vertiginosos que muchas veces ni nos alcanzamos a dar cuenta de los mismos. Aún recuerdo cuando llegó al país la televisión en blanco y negro y el noticiero que se veía era el "mundo al vuelo" con un solo presentador que a las siete de la noche leía de corrido las noticias de manera simple y sencilla en una escenografía decorada con el viejo escudo de Avianca con un cóndor y el mundo entre sus garras sobre la pared del fondo; la telenovela más esperada y la única era Tú y Yo con Alicia del Carpio, doña Estercita y don Cándido Lechugo, una serie sana y divertida que cautivaba a toda la familia. Eso sí, no faltaba el Minuto de Dios con el padre Rafael García Herreros, tal vez lo único que queda de aquella época. Y el programa infantil que no podía faltar con Pernito y Tuerquita, aquellos inolvidables payasos que nos deleitaban con sus tonterías. Y los juegos con los vecinos de barrio eran las carreras en carritos de balineras, el juego de canicas y banquitas para algún partido de fútbol. Todas actividades muy sanas. Los viajes en avión se hacían en DC3, aviones que aún cubren las rutas en el llano, y el cartero era esperado con ansiedad y cumplía una importante función en las comunicaciones. Claro está que durante esos años, también se dio el horror de la violencia bipartidista con más de 300.000 muertos y sobre la cual no se nos hablaba en Bogotá. Violencia que se ha transformado y no cesa hasta nuestros días.

Hoy la globalización y la tecnología nos han puesto en un mundo cada vez más interdependiente y competitivo, algo impensable solo algunas décadas atrás. Internet y las páginas Web, organismos vivos modificados genéticamente, manipulación de embriones, nanotecnología, fibras ópticas, telescopios espaciales y toda suerte de desarrollos tecnológicos son cada día más comunes. Lo más impresionante de todo esto es que el mundo actual pareciera un volador sin palo, sin ningún tipo de certeza sobre lo que vendrá en el futuro. Es tal la velocidad del cambio que predecir el porvenir pareciera algo imposible.

El impacto de los acelerados cambios que estamos viendo sobre las sociedades y la cultura es algo que también pareciera fuera de control. Al acercarnos cada vez más a una sociedad unificada por la tecnología y la concentración en megaurbes, no solo estamos dejando de lado la riqueza que nos ha ofrecido hasta el momento la diversidad cultural y sus múltiples formas sociales, sino también la seguridad que nos ha ofrecido el mundo natural del cual dependemos. Hoy la transformación de nuestro planeta y sus ecosistemas, a cambio de la creación de un mundo cada vez más artificial, en manos del hombre, continúa siendo uno de los principales motores de la sociedad moderna. Esto a pesar de los numerosos signos de agotamiento y estrés que atraviesa el globo terráqueo y que se manifiestan, hoy más que nunca, en los efectos del cambio climático global.

Seguramente lo que veremos en las próximas décadas es una mayor competencia por el control de los últimos recursos naturales entre las grandes potencias económicas y las grandes empresas, un discurso y la expansión de la democracia bajo diferentes formas de interpretación en todas las naciones del mundo, el crecimiento y expansión de la economía de mercado y el florecimiento de las energías alternativas, pero también una mayor desigualdad, pobreza y múltiples migraciones producidas, no solo por los desastres naturales que irán en aumento, sino por las oportunidades económicas en ciertas regiones del mundo. Tal vez también seamos testigos de nuevas guerras, en este caso no solo por el control de los recursos sino también por la resistencia que ofrezcan aquellas culturas que se oponen a la unificación cultural y religiosa y a la imposición de una visión única. Hemos entrado en un Siglo XXI llenó de incertidumbres, incógnitas y sorpresas.

* Ex Ministro del Medio Ambiente

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