Esa idea de ver una demolición, tipo Hollywood, con un edificio cayéndose en tres segundos y una cortina de humo es eso: película.
En la caída de los coliseos Iván de Bedout y Yesid Santos habrá trabajo, estudio. De todo, menos espectáculo.
Según los expertos, más que una gran explosión lo que habrá es mucho trabajo, y en vez que ser una gran explosión tipo casiño de Las Vegas, será más parecido al del muro de Berlín.
"El cronograma dice que los dos escenarios tendrá que estar demolidos en dos meses. Solo una parte, las graderías del Iván de Bedout, quedarán en pie, mientras que el Yesid Santos estará todo abajo", anota César Correa, ingeniero de los obras de los Juegos Suramericanos.
La idea es comenzar con el proceso de demolición en esta semana. Por el momento, los funcionarios han ido desmontando, pues varios de esos elementos serán reutilizados en otros escenarios.
"Lámparas, canastillas eléctricas, aparatos sanitarios, grifería, puertas, ventanas, pasamanos, entre otros, podrán ser usadas en otros escenarios", dijo Correa.
La pirotecnia será para otro día. Quien esperaba el cerco de la policía y el gran estruendo, deberá esperar. "Por el tipo de estructura y los problemas que traería en la zona, que es de suelo arcilloso, la demolición no será con explosivos. El techo se desmontará, los muros se derrumbarán y las estructuras también se quitarán. No hay necesidad de utilizar explosivos", explicó Ana María Mejía, directora de infraestructura de los Juegos.
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