Estaba tan descuidada la quebrada La Liboriana, que en una sola jornada de limpieza le sacaron dos toneladas y media de basura.
Y no cualquier cosa. En el morro de desechos que se armó luego de que le extractaran toda esa cantidad, quedaron centenares de máquinas de afeitar, también toallas higiénicas, animales muertos, bombillas, trozos de icopor, residuos de peluquería, envolturas de dulces, bolsas de mecato, papel de aluminio, papel carbón, zapatos, ropa y colchones.
Cuenta Edison Gómez, comunicador de la Alcaldía de Salgar, que no faltaron los vidrios, las botellas de gaseosa y otro montón más de objetos que nada tenían que estar haciendo en un afluente tan importante.
Y es que La Liboriana es la quebrada que cruza por todo el centro del pueblo y se tenía la sospecha de que además de que el agua estaba bajando muy contaminada, arrastraba toda clase de basuras y desechos, lo que la estaba convirtiendo en una bomba de tiempo.
Ante la gravedad de la situación nació la propuesta Ríe mi río, con el objetivo de "darle limpieza y sanear este recurso hídrico".
La convocatoria fue escuchada de inmediato por las distintas fuerzas de la localidad, como las Empresas Públicas, los Bomberos Voluntarios, Comcel, los consejeros municipales de la juventud, la Policía, colegios, empresas privadas y las dependencias de la Administración.
Esa primera jornada se realizó en marzo, con los resultados ya señalados. Lo que sigue y está calando en la conciencia de los salgareños es el respeto por esta y otras quebradas y ríos locales.
Para ello, se realizarán jornadas similares cada cierto tiempo, pues la idea es volver a tener un afluente cristalino y que no amenace ni destruya al pueblo. El pueblo unido trabaja por sus ríos.
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