Si el sueño de la mayoría de jóvenes granadinos una vez terminan bachillerato ha sido montar un almacén en El Hueco de Medellín y volver a su tierra bañados en plata, el de Leidy Cristina Ramírez Duque es bien distinto: ella quiere hacerse profesional y un día retornar, pero a trabajar socialmente por su gente.
Lo mejor es que a esta joven de 18 años se le empezó a cumplir su proyecto, pues acaba de ingresar como estudiante de Comunicación Social a la Universidad Pontificia Bolivariana, que gracias a un convenio con la Corporación Granada Siempre Nuestra dentro del programa "Estudiar, qué negociazo", le regalará el 75 por ciento del costo de sus estudios, cerca de 5 millones de pesos por semestre. Otras beneficiarias son sus coterráneas Yudy Paola Duque Giraldo, que también ingresó a Comunicación, y Marilin Cañola, que se matriculó en Trabajo Social y ganó este derecho por ser la mejor del curso.
Para las tres, llegar a la UPB era una utopía, pues hijas de familias humildes, difícilmente habrían podido aspirar siquiera a un tecnológico. Leidy y Yudy comparten otra historia: sus padres fueron asesinados cuando eran niñas.
Ellos, desde el infinito, siguen siendo sus guías a pesar de ajustar más de diez años de ausencia.
"Yo tenía siete años, vivíamos en la vereda El Vergel y él trabajaba de jornalero con mi mamá, a las 11:00 de la mañana llegaron unos hombres uniformados a matar a los que tenían cédula de Granada. Mataron a seis campesinos de 180 puñaladas".
El relato es de Leidy, que desde su casa alcanzó a ver cuando los "uniformados", en ese caso paramilitares, llevaban a varios civiles hacia la montaña. Ella recuerda que corrió a la finca a buscar a su madre y sólo dos horas después salieron a buscar a los secuestrados. Fue cuando vio a su padre muerto.
"No pudimos salir antes porque ellos encerraron a los demás y les dijeron que no salieran hasta las 2:00".
Once años después, ya que el episodio ocurrió el 21 de abril de 2001-, Leidy no olvida, aunque entendió la dimensión en la que está su padre y ya lo recuerda con un poco de alegría por la herencia de valores que le dejó.
Lo bajaron de la escalera
Igual de triste es la historia de Yudy, sólo que ella no presenció el acto criminal. A su progenitor -también un 21 de abril pero de 2002- lo mataron junto a su compañero.
"Él era ayudante, había bajado unos mercados a la vereda Los Planes y al regreso los bajaron y los mataron. Fue muy duro pasar todos esos años sin él y en memoria de él es que voy a estudiar y a ser una profesional", comentó Yudy este miércoles, cuando el rector de la UPB, monseñor Luis Fernando Rodríguez, fue hasta su pueblo a oficializar la donación y el convenio.
En Granada se respiraba felicidad, pues además del apoyo a "Estudiar, qué negociazo", el rector anunció que este es el principio de grandes cosas que tal vez la universidad pueda hacer por esta población, una de las más golpeadas por la violencia de mediados de los 90 y principios del nuevo siglo.
"Acá se ve que hay esperanzas, ilusión, sueños... es un pueblo pujante que va a crecer, esto no es sólo el otorgamiento de unas becas, sino acompañar otros proyectos agroindustriales o en empresas manufactureras con nuestras facultades", adelantó el rector.
Este apoyo a Granada se da porque fue la tierra del fundador de la UPB, monseñor Tiberio de J. Salazar, y en el marco de la celebración de los 75 años en 2011, cuando se decidió hacerle un homenaje al prelado con una obra social de alto impacto en su pueblo.
Con un recorrido por las calles y visitas a los templos y al Salón del Nunca Más, culminó el acto protocolario de la entrega de las becas. Allí, Marilin, Yudy y Leidy evocaron la tragedia de Granada. Yudy y Leidy miraron de nuevo las fotos y los álbumes de sus padres y juraron que darán todo de sí para hacerlos sentir orgullosos en la eternidad, esa a donde un día los mandaron los violentos cuando ellas eran apenas unas niñitas.
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