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Uruguay se la juega

La apuesta de José Mujica y su gobierno por la legalización de la marihuana no tendrá consecuencias solo para su país. Ese experimento, que ellos mismos reconocen como tal, genera toda clase de efectos.

  • ILUSTRACIÓN NATALIA GÓMEZ
    ILUSTRACIÓN NATALIA GÓMEZ
11 de diciembre de 2013
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En muchos países el consumo de sustancias estupefacientes está despenalizado, entre ellos Colombia cuando se trata de la dosis personal. Tras décadas de una discusión internacional que se torna indefinida, sobre si penalizar toda la cadena, o regular su comercialización y consumo, Uruguay se atrevió a decidir el tema por sí mismo, al debatir y promulgar una ley que regula el caso específico de la marihuana.

Por una propuesta que el actual presidente de ese país, José Mujica, asumió como uno de los principales objetivos de su Gobierno, el parlamento uruguayo debatió el proyecto de regulación de la producción, venta y consumo del cannabis. Antier, finalmente, y por una apretada votación, el Senado le dio vía libre.

Según el Informe Mundial de Drogas de la ONU de 2013, la droga más popular es, precisamente, la marihuana, con 230 millones de consumidores habituales en todo el mundo. Y con tendencia a aumentar. De hecho, de 2008 hacia acá, el consumo de todas las drogas se ha incrementado un 18 por ciento. La ONU lo atribuye al crecimiento de la población mundial.

La legislación uruguaya deberá ser reglamentada, pues los requisitos para cultivarla y venderla son varios. Para consumirla, sólo comprarla en lugares autorizados.

¿Cambiará esta regulación la realidad del consumo, del tráfico, de la criminalidad que germina detrás de las prohibiciones? La marihuana, viendo los datos mundiales y verificando nuestra propia situación local, está al alcance de casi cualquiera. En todos los ámbitos, en todos los estratos sociales. En Colombia, en Uruguay, en Latinoamérica.

El propio presidente Mujica y los legisladores que debatieron el tema, reconocen sin mayor misterio que están haciendo un experimento. Que su país está dispuesto a ser un laboratorio para que el resto del mundo mire cómo se desenvuelve el ensayo.

El asunto de las libertades en la decisión de legalizar el consumo de marihuana es polémico. La decisión de Uruguay entraña, ciertamente, una liberalidad riesgosa en términos de salud pública. Y que al no enmarcarse en un acuerdo internacional más amplio, traerá fisuras en el manejo público de un consumo que si bien en la calle es de lo más corriente, ni nuestras sociedades ni nuestros gobiernos saben aún muy bien cómo manejarlo.

Abrir esta compuerta, sin desbaratar y desactivar el narcotráfico (sin ni siquiera tener claro qué hacer con él), es exponerse a fenómenos sociales, culturales e incluso económicos llenos de incertidumbre. Eso sí, queda activa (por lo menos en teoría) la opción de revertir la medida, si el experimento amenaza con, literalmente, trabar el desarrollo de una sociedad pacífica como la uruguaya.

En síntesis, en términos jurídicos, los seguidores de Mujica prefirieron normalizar lo que ya es una realidad viva de todos los días, en la calle y en los ámbitos más privados. Económicamente, está por verse si esa medida tiene capacidad de romper las mafias productoras y distribuidoras y quebrarles el negocio a las redes ilegales, como aseguran que ocurrirá según los partidarios de la legalización total de las drogas estupefacientes.

Y la pregunta clave para nuestra propia nación: ¿qué podría pasar con la permisión del uso libre de la marihuana (u otras drogas) en un contexto de falta de educación, necesidades básicas insatisfechas y permanencia de mafias?.

Contraposición

ES UNA MEDIDA NEGATIVA. PRONTO LEGALIZARÁN EL RESTO DE DROGAS

Por VIVIANA MANRIQUE ZULUAGA
Directora, Observatorio de Drogas y Armas Ilícitas, Universidad del Rosario


Lo resuelto por Uruguay hace parte de la tendencia que se ha dado en los países de América Latina, desde hace unos cinco años, de un consenso interamericano para proceder a la legalización de la marihuana como primer paso para una legalización general de todas las drogas.

No deja de ser un reto, pero desafiante, al consenso internacional. A pesar de todas las declaraciones multilaterales recientes, aún no hay un acuerdo general para legalizar la marihuana. El que lo haga un país de manera independiente, es un hecho negativo para lograr precisamente ese consenso. Además desconoce el efecto transnacional que tiene la droga. Ellos quieren regular su comercio interno, pero no podrán garantizar que no vaya a tener consecuencias externas. Ahora se convertirán en un paraíso de la marihuana, y muy próximamente con seguridad lo será de otro tipo de sustancias.

También hay que ver que no fue una decisión mayoritaria de los uruguayos, la aprobación fue por una mayoría no muy amplia.

Es, en definitiva, una medida negativa, porque la experiencia indica que una vez dado ese primer paso con la marihuana, siguen la heroína, la cocaína, las drogas químicas. Aumentará el consumo y afectará la salud pública.

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