Habla claro y directo. Mira a los ojos y lo que dice es lo que hace. Víctor Gutiérrez es un mexicano que estudio Comunicación Social y ahora es un coach o entrenador en felicidad y atención plena. Visita la ciudad con frecuencia para formar más interesados en seguir esta manera de ver la vida.
¿Como se inició en el tema?
"Antes de leer El Principito, leí El yo cuántico, el Ramayana y Visión de los vencidos. Esto me marcó. Tenía toda esa información, una mezcla de Oriente y Occidente. Hasta que una novia me preguntó: ¿Por que si sabes tanto eres tan mediocre? y no supe responder a esto. Así que indagué aún más sobre la felicidad y decidí ser consultor, hace 12 años. Empecé a proponerles a las empresas que trabajáramos este tema y me respondían: "necesitamos gente que produzca plata, no necesitamos que sea feliz sino concentrada". Así que me tocó esconder este concepto dentro de lo que sí se compra: el coaching y la mentoría".
¿Qué es la felicidad en el contexto de lo que usted habla?
"Hemos entendido la felicidad como el sentirme bien y como la ausencia de dificultades. Si estas dos condiciones se cumplen por ende yo soy feliz. En el contexto de comunicación ontológica, en cambio, tiene que ver con el bien ser. La felicidad es un estado del ser, sufre sin duda la influencia de las circunstancias pero no se somete a ellas. La felicidad no tiene que ver con cómo te sientes sino con la capacidad que tienes de darte cuenta de las cosas que te suceden".
¿Por qué entonces está tan fija esa manera de ver las cosas?
"Se venden más cosas cuando la felicidad está afuera. Aunque el bien ser no es antagónico del bienestar. Mientras que la felicidad centrada allí sí lucha porque dice: si algo no te gusta quítatelo".
Al contrario de esa creencia, ¿por qué la gente más productiva es más feliz?
"La gente más feliz se enferma menos, resuelve conflictos más eficientemente y de manera holística, es más imán para consumidores y clientes. Son más propositivos por lo tanto la innovación no depende de un departamento sino de todos. Y es más feliz porque es coherente con su propósito de vida".
¿En su perspectiva, cómo se enfrentan los problemas?
"Se les da la bienvenida amorosamente. Una dificultad desde el bien ser es una oportunidad. Desde el bienestar, en cambio, es un contratiempo. Y como sociedad, será una manera de generar nuevos acuerdos, puntos de vista y vínculos".
¿Cómo volver todo esto un hábito?
"Con varias claves. Una, la practica de la atención plena (Mindfulness). La capacidad de observar no discrimina lo que veo, desde el bien ser. En el bienestar, solo observo lo que me produce placer. Y lo que me causa malestar hay que sacarlo. La atención plena abarca; permite que cualquier circunstancia, me agrade o desagrade, sea bienvenida en el universo de la capacidad de darme cuenta. Puedo ver que estoy enojado pero en lugar de que me atrape, puedo regular la manifestación de esa emoción, muy poderosa, para poner un límite. Pero si no me doy cuenta, puedo incrementar el enojo y producir ira, así se disminuye la conciencia y se podrían hacer cosas de las que luego me arrepienta".
¿Qué otra práctica?
"Hay ciertas emociones por medio de las cuales se tienen aflicciones y sufrimientos. Lo que falta entonces no es solo notarlo sino tener una actitud empática y amorosa conmigo, eso se llama Loving kindness (amorosa bondad)".
Y esta compasión, ¿cómo se activa?
"Con la practica de la generosidad y la gratitud".
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