Darío Echandía, político y estadista colombiano, nacido en Chaparral, Tolima, presidente de Colombia en tres oportunidades y quien fuera considerado la "conciencia política de la nación", es más recordado por haber formulado la pregunta "¿El poder para qué?" en 1948, cuando asesinaron a Gaitán y se produjeron los sangrientos enfrentamientos entre liberales y conservadores, que por su brillante trayectoria como líder del Partido Liberal.
Esa frase que reflejaba la inquietud del Maestro Echandía acerca de la vacuidad del poder y sugiere que él tenía motivaciones diferentes al ansia de poder que caracteriza a los políticos, nos sirve de introducción al estudio de las motivaciones humanas.
Napoleón creía que las cuatro aspiraciones que mueven al hombre a la acción son: interés, amor, miedo y fe. Desde una perspectiva más científica, el profesor de Harvard James McClelland, propuso que hay tres motivaciones fundamentales, tres pulsiones, que impelen a la acción: las necesidades de poder, logro y reconocimiento o afiliación. La primera se refiere a la necesidad de controlar y mandar, ejercer el poder sobre otros; la segunda atañe a la de tener éxito, de ejecutar o realizar obras; y la tercera, es la de ser reconocido y aceptado como parte de un grupo.
Según McClelland, en los empresarios predomina la necesidad de poder y por aquello que lo obtiene: el dinero. En los políticos también prevalece la necesidad de poder, que se ejerce a través del mando. La política y el dinero dan poder y por eso es frecuente que se encuentren juntos; Berlusconi y Bloomberg, son ejemplos para mencionar únicamente casos extranjeros.
Entre los ejecutivos y en algunos servidores públicos, abunda la necesidad de logro; es decir, de ejecutar proyectos y alcanzar metas, y entre los dedicados a la docencia y academia predomina la de reconocimiento y aceptación, o de lo que McClelland llama afiliación.
Es necesario anotar que todas las personas tienen una mezcla de estas tres pulsiones, producto de su temperamento y de su experiencia de vida; es decir, que si bien una de estas motivaciones predomina en una persona dada, las otras dos coexisten en grado menor.
Aquellas motivaciones que operan a nivel del individuo se presentan también en la cultura y la sociedad. Así por ejemplo, McClelland sugiere que la expansión de la cultura helénica por todo el mundo se explica por una alta motivación al logro de la sociedad griega y por el afán de compartir su cultura y sus valores, más que por el deseo de controlar al mundo.
Para entender mejor el asunto de las motivaciones se puede hacer el ejercicio de asignar un valor porcentual a cada una de estas motivaciones, de tal manera que el total de las tres sume cien, a los ex presidentes Alfonso López Michelsen, Andrés Pastrana o Ernesto Samper. ¿Cuál pulsión predomina en ellos? ¿El afán de poder? ¿De reconocimiento? ¿De logro? Repita el ejercicio con Ud. mismo y con personas en su entorno.
En el caso de Álvaro Uribe parece que su pulsión principal es el poder, puesto que ha permitido que se modifique la Constitución para permanecer en él. Durante su gestión se ha alterado el sistema constitucional de poderes y ahora entidades como la Fiscalía, Procuraduría, Corte Constitucional, estarán bajo su influencia. En cambio parece que esa no era la motivación predominante de Echandía, puesto que, además de interrogarse sobre la razón del poder, rechazó el ofrecimiento de ser el candidato liberal para mediar en la lucha entre Gaitán y Gabriel Turbay diciendo, ¿para qué dividir por tres lo que ya lo está por dos?
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
