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Astor: 92 años de tradición y excelencia

  • El Astor es uno de los referentes culturales y gastronómicos de la ciudad. Foto: Archivo El Colombiano
    El Astor es uno de los referentes culturales y gastronómicos de la ciudad. Foto: Archivo El Colombiano
  • La torta Selva Negra es una de las preferidas de los clientes. Foto: CORTESÍA El Astor
    La torta Selva Negra es una de las preferidas de los clientes. Foto: CORTESÍA El Astor
  • Las tardes de té en el Astor se convirtieron en una tradición en Medellín. Foto: CORTESÍA El Astor
    Las tardes de té en el Astor se convirtieron en una tradición en Medellín. Foto: CORTESÍA El Astor
03 de agosto de 2022
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En 1930, en el sector de Junín en Medellín, nació la Repostería Astor. Un salón de té estilo europeo que se convirtió en poco tiempo en el epicentro de la vida cotidiana de la ciudad, incluso, en la actualidad allí se realizan reuniones de amigos, encuentros familiares, se cierran negocios, se discuten noticias, se celebran cumpleaños y hasta matrimonios. En definitiva, se ha convertido en un patrimonio de la ciudad en el que convergen miles de historias alrededor de su oferta gastronómica.

Para convertirse en sinónimo de calidad y excelencia, el Astor evoca a la memoria por medio de sus icónicos productos. ¿Quién no ha disfrutado de un sapito con jugo de mandarina?; ¿ha pedido un sacristán con cappuccino?; ¿ha saboreado una milhoja fresca? o calmado un antojo de chocolate con una torta Sacher. Para que una empresa mediana, local y familiar perdure por 92 años, como esta repostería, y siga con su proyección es necesario contar con un enfoque claro. “Esta compañía combina la visión de sus dueños, las ganas de hacer empresa, el uso de materias primas artesanales para elaborar los productos que permiten mantener la tradición, y, la calidad del talento humano, que es el que día a día hace posible nuestra historia y marca una diferencia en el servicio”, explica Carlos Silva, gerente del Astor.

La torta Selva Negra es una de las preferidas de los clientes. Foto: CORTESÍA El Astor
La torta Selva Negra es una de las preferidas de los clientes. Foto: CORTESÍA El Astor

Entre la tradición y la innovación

El sueño de recrear la Europa de la década de los 30 del suizo Enrique Baer, fundador, y de ofrecer chocolatería, confitería fina, repostería, pastelería y galletería entre otros, se mantiene vigente por la familia Suwald, pues el Astor ha logrado adaptarse a las dinámicas actuales y ajustar su modelo de negocio a las exigencias del mercado: “La gente espera cosas innovadoras, pero la esencia es conservar nuestra tradición. En ese sentido buscamos otras alternativas y mejorar en otros temas como los chocolates, los empaques o el servicio que brindamos en los puntos de venta para continuar en la memoria de nuestros clientes”, señala el Gerente.

Además, la pandemia significó un desafío que los impulsó a encontrar nuevas oportunidades. Dispusieron distribuidores como unidad de negocio, desarrollaron su plataforma de comercio electrónico y fortalecieron los domicilios en toda la ciudad.

Del sacristán a la copa Gabriela

Cada uno de los productos cuenta su propia historia. Algunos no tienen tanta influencia local, como, por ejemplo, la torta Sacher que recibió ese nombre por un hotel de Austria. Sin embargo, hay otros como el sacristán (palo de pasta de hojaldre con queso parmesano) que cuenta una historia de ciudad. Hace muchos años, desde la Basílica Metropolitana, el padre enviaba al sacristán de turno a comprar palos de queso a la repostería. Los colaboradores del Astor, por su parte, recibían al religioso con el encargo del día y, fue así como se rebautizó este producto. Por su parte, la copa Gabriela debe su nombre a una de sus empleadas más recordadas.

Las tardes de té en el Astor se convirtieron en una tradición en Medellín. Foto: CORTESÍA El Astor
Las tardes de té en el Astor se convirtieron en una tradición en Medellín. Foto: CORTESÍA El Astor

Una política generacional

Cuando se dice que la repostería Astor es una empresa familiar es porque es una tradición que va de generación en generación. Abuelas, tíos, padres, hijas y nietos de diferentes familias han pasado por la organización aportando su talento para mantener el legado. La familia Foronda, los Londoño, los Yepes, los Otálvaro y los Restrepo han tenido a varios miembros aportando a su crecimiento.

De acuerdo con Silva, en la actualidad la empresa tiene 165 empleados, 80 % mujeres y 70 % son madres cabeza de familia. “Creo que el talento humano es lo más importante en una empresa y por eso siempre ha sido una de las políticas desde los dueños iniciales de incluir a las familias y brindarles oportunidades de crecimiento a diferentes generaciones”.

Compartir las memorias

“Es algo muy bonito que los clientes se apropien de nuestra historia, porque ellos hacen parte de la misma. Ese arraigo hacia la marca es una de las cosas más gratificantes. Cuando nos dicen: ‘Me acuerdo cuando mi mamá me llevaba a comerme la Copa Gabriela porque gané el año, ahí ratificamos que nosotros no vendemos un producto, sino emociones”, explica Carlos Silva.

El Astor reconoce a sus clientes como un bastión fundamental en estos 92 años. Los recuerdos, las citas, las reuniones estuvieron acompañados por el Astor. Por eso, la invitación para el público es a que se sume a su celebración de aniversario, participen y cuenten su propia historia a través del hashtag: #MiHistoriaEnElAstorEs.