La erosión amenaza con tumbar la represa de Oroville en el norte de California, motivo por el que ayer fueron evacuadas 200.000 personas de distintas zonas. Si bien sobre horas de la tarde expertos y autoridades mermaban la alerta ante una posible inundación, el proceso de evacuación no fue el ideal y habitantes de la región describieron caos e incertidumbre.
Semanas de fuertes lluvias debilitaron un aliviadero de emergencia de la represa, al punto de causar una rotura que, de seguir creciendo, provocaría una “liberación incontrolada de aguas del lago Oroville”, según un comunicado del Servicio Meteorológico Nacional.
Ante el “potencial” de derrumbe, las autoridades estatales ordenaron la evacuación de más de 200.000 personas a centros de acogida en zonas seguras, la más relevante de ellas ubicada en la localidad de Chico. No obstante, no se llevó a cabo el mejor operativo.
“Hay muchos rumores sugiriendo que la evacuación va a terminar hoy a las 4:15 p.m. Eso no es cierto. Hay todavía una situación dinámica. Necesitamos tiempo para asegurarnos de que antes de que permitamos a la gente volver a esas áreas es por que no habrá peligro”, afirmó Kory Honea, sherriff del condado Butte, en diálogo con el diario The Sacramento Bee.
“Reconozco que esto está desplazando mucha gente, y que ha puesto enormes dificultades sobre nuestra comunidad”, agregó.
Medios californianos citan a los ciudadanos afectados al describir una “situación caótica” en las zonas evacuadas. Esto al punto de que se reportaron numerosos saqueos ayer, si bien las autoridades no quisieron definirlo de esa forma. En Oroville, saqueadores rompieron ventanas de tiendas para robar comida y licor.
“¿Es eso saqueo? Ese término probablemente no aplica. Por el momento solo le llamamos hurto”, afirmó a la prensa Joe Deal, portavoz policial.