Con el tiroteo de la semana pasada, algo parece haber cambiado entre los estadounidenses. A diferencia de otros hechos de este tipo, el que ocurrió el pasado 14 de febrero en el colegio Marjorey Stoneman Douglas, hizo que los estudiantes se volcaran al activismo, se movilizaran a Washington y le pidieran al Capitolio Nacional tomar acciones contundentes frente al control de armas.
Durante la última semana este movimiento, denominado March for our lives (Marchar por nuestras vidas) pasó de ser una bolita de nieve, a convertirse en una avalancha que ha llamado la atención a nivel mundial y puso a la administración de Donald Trump en aprietos.
La razón: tras reunirse con algunos estudiantes y familiares, afirmó que él contemplaría armar y entrenar a profesores adeptos a las armas, “que son muchos”, para garantizar la seguridad de los alumnos.
Aunque ayer por la mañana rectificó que solo estaba contemplando la posibilidad, al final del día señaló que sí era necesario armar a algunos docentes en las escuelas.
También dijo que no planeaba ir en contra de la Asociación Nacional del Rifle (ANR), entidad que le aportó unos 30 millones de dólares para su campaña electoral.
“Realmente creo que la ANR quiere hacer lo correcto. Tienen una gran relación conmigo, y yo con ellos, y son grandes personas. Aman este país, son patriotas”.
En respuesta a lo expresado por el mandatario de los EE. UU., la ANR se opuso a la propuesta de Trump de aumentar de 18 a 21 años la edad para comprar un fusil.
Políticamente hablando, lo anterior le plantea un dilema a Trump. Desde su campaña él frecuentemente dijo a sus seguidores que sus derechos, bajo la segunda enmienda, estarían bien protegidos.
“Esto se interpreta como una expresión para decir no a las limitaciones sobre el derecho a portar armas. Él esta en una posición difícil porque desea ser reelegido y debe apuntar a su base, en donde hay personas muy radicales sobre el tema, pero la presión es muy fuerte”, dijo a EL COLOMBIANO el Profesor de Política Internacional de la American University of Washington, Emilio Viano.
Pero la iniciativa de Trump no cuenta con la simpatía de los profesores. La docente Paola Ribero, maestra de primero de primaria en un colegio de la Florida rechazó la propuesta.
“Es una idea terrible tener más armas en las escuelas en manos de gente que no sabe manejarlas, en salones con niños que las pueden encontrar y disparar por accidente”.