Sin mucho que celebrar, indígenas de América Latina vivieron ayer, Día Internacional de los Pueblos Indígenas, una jornada de reflexión y propuestas en busca de soluciones que les permita prevalecer ante otra amenaza, la covid-19, que se suma a la larga lista de enemigos que han amenazado históricamente su supervivencia.
La ONU resalta acciones como la de Chile que planea una masiva dotación de semillas para que recuperen la productividad agrícola; en Panamá, el gobierno empezó a dotar los 12 territorios indígenas con infraestructura en salud, como ambulancias de agua y tierra.
Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), relata que los pueblos indígenas siguen siendo los más vulnerables de la región, pues aunque dependen de la tierra, “sus conocimientos, prácticas, medios de vida y experiencias tradicionales se encuentran amenazados por el mercadeo agrícola a gran escala, y la marginalización político-económica”.
Las acciones, surgidas en el contexto de la pandemia, irán a atender deudas históricas, advertidas por la Cepal como urgentes: acceso a educación, seguridad alimentaria y empleo. Cabe resaltar que según la ONU, el 47 % de los indígenas que trabaja lo hace en labores poco calificadas y tampoco tienen educación de calidad.
Desde las comunidades
Según dijo la alta comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, son cerca de 70.000 casos positivos por covid entre los indígenas latinoamericanos, cifra que probablemente presente subregistro, si se tiene en cuenta que los organismos internacionales han alertado sobre la falta de información confiable.
Cuenta César López, coordinador de la Organización Nacional de los Pueblos de la Amazonia Colombiana, que ante la insistencia, el Gobierno, tardíamente, los escuchó. “Desde el primer momento no se abordó de manera diferencial y tampoco se ha podido encontrar el presupuesto para fortalecer la salud indígena”, dice.
Insiste, tal como lo solicitó la ONU, en emprender acciones concretas como dotar a las comunidades con implementos médicos, complementando la medicina tradicional.
Según le dijo a EFE Gregorio Díaz Mirabal, presidente de la Coica, las acciones podrían llegar tarde ante un “exterminio físico y cultural” en curso.
Bajo riesgo se encuentran los saberes ancestrales por cuenta de los cientos de líderes, caciques, chamanes, sabedores ancestrales, entre otros que han fallecido recientemente.
Según cifras de Coica al menos 200 abuelos sabios han muerto en la Amazonia. En Colombia han fallecido 164 depositarios del saber ancestral. “Cada vez que se va alguien de ese tamaño se van millones de conocimientos y muere parte de nuestra identidad”, expresó Díaz Mirabal.
Aún así, fieles al espíritu que les ha permitido pervivir 528 años, las asociaciones indígenas han visto en esta situación una oportunidad para ejercer presión, emprender iniciativas y lograr una mayor autonomía y gobernanza, deudas del pasado.
Covid, una amenaza
Ante esto resaltan iniciativas propias como la de la Organización Nacional de Indígena de Colombia –Onic– que ha logrado un seguimiento de la pandemia gracias a su Sistema de Monitoreo Territorial, con el que ha podido anticipar el comportamiento del virus en sus territorios y emitir alertas, conforme explicó el coordinador Wilson Herrera. El Sistema informó hasta ayer de 7.093 positivos y 244 fallecidos.
Aún en la oscuridad de la situación, los indígenas esperan mantenerse en pie, tal como lo han hecho ante las amenazas durante cinco siglos.