La frase del ministro de Salud de Brasil, Marcelo Castro, suscitó cierta alarma en el mundo y en los países afectados por el virus zika: “se está perdiendo la batalla”. Tal es la preocupación del gobierno brasileño ante este asunto, que ordenó movilizar a 220.000 soldados para combatir al principal mosquito transmisor, el Aedes Aegypti.
“El mosquito ha estado aquí en Brasil por tres décadas y estamos perdiendo la batalla contra él”, dijo desde Brasilia, tras una reunión en la que abordó junto a expertos la crisis del zika, según el diario Folha de Sao Paulo.
Las cifras no son exactas en dicho país, pero el gobierno estima que de 497.000 a 1.482.000 personas han sido infectadas con el virus.
Entretanto, Castro afirmó que los 220.000 efectivos inspeccionarán puerta por puerta las condicciones que favorecen la proliferación de la enfermedad (la reproducción de los mosquitos en aguas estancadas pero limpias), y distribuirá repelente para más de 400.000 mujeres embarazadas en las zonas más afectadas por el brote.
Precisamente, el repelente a base de N,N-dietilmetatoluamida (Deet), considerado el más efectivo actualmente, está escaseando ante la alerta local e internacional producida por el zika. Tal como informó Efe, sus precios se triplicaron tras el anuncio del gobierno sobre el vínculo entre el virus y la microcefalia en bebés.
Solo en Brasil, más de 3.530 casos de microcefalia se han reportado en este 2015, una cifra mucho mayor a los 150 de 2014, y en esto científicos coinciden en señalar al zika como culpable.
Debido a estas malformaciones derivadas del virus, autoridades brasileñas confirmaron la muerte de 5 recien nácidos. Asimismo, se investiga si el zika es factor indirecto en la muerte de otros 38 bebés.