Una acusación del presidente estadounidense Joe Biden contra China de “dar la espalda” al “gigantesco” problema del cambio climático en la COP26 atizó un rifirrafe con el país asiático y Rusia, primer y quinto mayores emisores mundiales de gases de efecto invernadero, que defendieron este miércoles tomarse en serio la emergencia climática.
En el tercer día de la conferencia climática de la ONU, los líderes de un centenar de países, acordaron recortar en un 30% en 2030 sus emisiones de metano, pero esto no incluyó a China, Rusia ni India, tres de los cinco mayores emisores del planeta. Y los presidentes de los dos primeros países, Xi Jinping y Vladimir Putin, que previamente habían rehuido la cumbre del G20 en Roma, ni siquiera viajaron a la ciudad escocesa de Glasgow.
“Creo que ha sido un gran error, francamente, que China no se presentase”, consideró Biden en rueda de prensa al referirse al problema de un calentamiento global que amenaza con escapar a todo control si no se toman inmediatamente medidas contundentes.
“No estamos de acuerdo” con las acusaciones de Estados Unidos, respondió por su parte desde Moscú el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, al asegurar que Rusia está tomando acciones contra el cambio climático “coherentes, reflexionadas y serias”, pese a que su presidente no acudiese a la cumbre.
“Los actos hablan más que las palabras”, respondió desde Pekín un portavoz de la diplomacia china, Wang Wenbin, fustigando las “palabras vacías” de Biden.
Una difícil negociación
Cancelada el año pasado debido a la pandemia de covid-19, la COP26 de Glasgow tiene la difícil misión de desarrollar los compromisos adoptados en el Acuerdo de París de 2015, que fijó como gran objetivo internacional limitar el calentamiento del planeta a +1,5ºC respecto a la era preindustrial.
Sin embargo, los científicos advierten de que con las medidas actuales la Tierra se dirige más bien hacia un aumento de +2,7ºC que conllevaría caóticas consecuencias entre sequías, inundaciones, aumento del nivel del mar y el surgimiento de millones de refugiados climáticos.
En este contexto, las negociaciones, atascadas desde hace años en complejas cuestiones técnicas como el funcionamiento del mecanismo de mercado para comprar y vender derechos de emisión, se anuncian complicadas.
En la agenda, además de la descarbonización acelerada de la economía, figura la cuestión de la ayuda financiera, de 100.000 millones de dólares anuales, prometida para 2020 pero aún incumplida, de los países ricos a las naciones desfavorecidas y más vulnerables al cambio climático.
La jornada del miércoles está precisamente dedicada a las finanzas y el ministro británico del ramo, Rishi Sunak, la inició asegurando que la COP26 reunirá por fin los fondos prometidos.
“Sabemos que se han visto devastados por la doble tragedia del covid y el cambio climático”, afirmó ante los delegados a esta conferencia organizada anualmente bajo la égida de Naciones Unidos. “Por eso vamos a cumplir el objetivo de proporcionar 100.000 millones de dólares de financiación climática a las naciones en desarrollo”, aseguró.
Tanto Sunak como el presidente de la COP26, el británico Alok Sharma, y la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, destacaron el miércoles el importante papel que deben desempeñar los inversores privados, como complemento imprescindible a la acción pública.
“Falta de tecnología apropiada”
“Todavía queda un largo camino por recorrer”, advirtió el primer ministro británico y anfitrión de la conferencia, Boris Johnson, declarándose “prudentemente optimista” cuando los líderes mundiales abandonaron la COP26 y pasaron el relevo a los negociadores.
Buscando dar impulso al diálogo, los jefes de Estado y de gobierno de un centenar de países se comprometieron el martes a reducir en un 30% en 2030, respecto a los niveles de 2020, las emisiones de metano (CH4), gas con un efecto invernadero 80 veces más potente que el mucho más conocido CO2.
Pero pese al liderazgo de Estados Unidos y la Unión Europea, segundo y tercer mayores emisores mundiales respectivamente, no se sumaron al acuerdo ni India (cuarto emisor), ni China y Rusia, este última, gigante de la extracción de gas, con un elevado porcentaje de escapes de metano en sus gaseoductos de distribución a Europa.
Xi Jinping se limitó a mandar un mensaje escrito a la cumbre, publicado en la web de la conferencia, sin prever siquiera una intervención grabada en vídeo como sí hizo el presidente ruso.
“Tiene problemas climáticos muy, muy graves y no está dispuesto a hacer nada al respecto”, fustigó Biden en rueda de prensa. “Lo mismo ocurre con Vladimir Putin”, agregó.
China es el país que más invierte en energías limpias pero, como todos los países en desarrollo se enfrentan a “problemas prácticos” para cumplir estos “ambiciosos objetivos”, defendió Wang, señalando la “falta de tecnología apropiada”.
Iniciativa sobre el metano
El metano (CH4) tiene un efecto invernadero 80 veces más potente que el CO2 y sus fuentes, como las minas de carbón a cielo abierto y el ganado, han recibido relativamente poca atención hasta ahora.
“Es uno de los gases que podemos reducir más rápidamente”, subrayó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, recordando que este es responsable de “cerca del 30%” del calentamiento global acumulado desde la revolución industrial.
El compromiso fue firmado por un centenar de naciones, encabezadas por Estados Unidos y la Unión Europea. Pero pese a la inclusión de grandes productores de vacuno como Brasil y Argentina, solo representan un 40% de las emisiones mundiales de metano.
“Nuestros bosques son también el modo en que la naturaleza captura el carbono, sacando el CO2 fuera de nuestra atmósfera”, afirmó Biden. “Tenemos que abordar esta cuestión con la misma seriedad que la descarbonización de nuestras economías”, agregó.
Según la oenegé Global Forest Watch, solo en 2020 la destrucción de bosques primarios aumentó un 12% respecto al año anterior pese al parón económico por la pandemia. Y en Brasil, cuna del mayor pulmón del planeta, provocó un aumento de 9,5% en las emisiones de gases de efecto invernadero.
A esto sí se sumaron China y Rusia e incluso Brasil. Los más de cien países que firmaron la iniciativa representan el 85% de los bosques del mundo.
Las medidas acordadas incluyen respaldar actividades en los países en desarrollo como la restauración de tierras degradadas, la lucha contra los incendios forestales y la defensa de derechos de las comunidades indígenas.
Y se financiarán con 12.000 millones de dólares de dinero público aportados por 12 países entre 2021 y 2025, más 7.200 millones de dólares de inversión privada por parte de más de 30 instituciones financieras mundiales.
“Es muy importante ser neutros en carbono pero también es muy importante ser positivos con la naturaleza”, afirmó el presidente Iván Duque de Colombia, país ocupado al 52% por selva tropical y al 35% por tierra amazónica, que prometió declarar el 30% de su territorio como área protegida en 2022.