Las escenas que se vieron el domingo en Caracas desde la Asamblea Nacional fueron dantescas. Evidenciaron la polarización de la sociedad venezolana y el clima de presión, de antesala a un estallido violento que podría vivir el país hermano.
“Daremos los implementos para que comience hoy (domingo) una sesión para llevar un juicio político y legal al presidente Nicolás Maduro, para ver cuál es su responsabilidad en la ruptura constitucional que ha roto la democracia, los derechos humanos y el futuro del país”, dijo el diputado opositor Julio Borges.
“Venimos a decirle al mundo entero que en Venezuela se ha dado un golpe de Estado que tuvo su culminación al robarle el voto del referendo revocatorio”, agregó, durante un debate en el que fue escalando la asertividad entre chavismo y oposición, al punto de que los denominados colectivos por poco se apoderan del lugar, mientras repetían consignas en defensa de Maduro.
“No es una facultad de la Asamblea Nacional lo que ustedes hoy están planteando. Ustedes quieren dar un golpe de Estado”, dijo el diputado Héctor Rodríguez, jefe de la bancada del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv).
Gritos, insultos, consignas, división y odio, fueron signos repetidos durante la sesión de ayer en el Legislativo de un país que no ve salidas ante su profunda crisis, que ya lleva varios años.
Esta se agravó días antes del debate parlamentario, más exactamente el jueves 20 de octubre, cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) suspendió el proceso de convocatoria del referendo revocatorio contra Maduro siguiendo ordenes de tribunales que supuestamente hallaron irregularidades en las firmas recolectadas en varios estados.
Desde entonces —o mucho antes, según como se vea— el país pareció haber perdido su norte. ¿Qué le depara a Venezuela con su caótica actualidad política, social y económica?.