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Biden no consigue que Xi Jinping condene la guerra

En el día 24 de la invasión, Rusia afirma que Ucrania cederá a desmilitarizarse y ser un país neutral.

  • Joe Biden y Xi Jinping sostuvieron una cumbre virtual de dos horas para hablar de la guerra en Ucrania. El estatus de Taiwán también se coló en la agenda de los mandatarios, quienes apostaron por la paz sin que China condenara a Vladimir Putin. FOTO Getty
    Joe Biden y Xi Jinping sostuvieron una cumbre virtual de dos horas para hablar de la guerra en Ucrania. El estatus de Taiwán también se coló en la agenda de los mandatarios, quienes apostaron por la paz sin que China condenara a Vladimir Putin. FOTO Getty
19 de marzo de 2022
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La guerra en Europa llevó al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a sentarse en la misma mesa que su homólogo de China, Xi Jinping. Al menos en la virtualidad, los mandatarios discutieron sobre la invasión de Rusia a Ucrania en una cita que no consiguió que el país asiático condene a Vladimir Putin por incursionar con sus tropas en un territorio ajeno.

China, vecino de Rusia y uno de sus principales aliados económicos, no ha condenado al Kremlin por el ataque que comenzó el pasado 24 de febrero. En las votaciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el Estado se ha abstenido de rechazar la guerra y en lo bilateral mantiene sus relaciones con el Kremlin.

Mientras el resto de potencias enfilan sanciones contra Vladimir Putin y las personas con cargos más altos en su gobierno como Serguéi Lavrov, cercan a los oligarcas rusos y a sus empresas, la administración de Xi Jinping sostiene una relación normal con la Rusia de Putin.

Esa cordialidad diplomática es un obstáculo para las pretensiones de Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y el resto de aliados de asfixiar al Kremlin con sanciones para que baje las armas en Ucrania.

A pesar del bloqueo del sistema financiero internacional, los cierres de fronteras y más, la administración de Putin sigue encontrando en China una ventana por la que respirar al cerco del resto del mundo.

Tras la cumbre, China afirmó que defiende la paz y se opone a la guerra, y abogó por defender el derecho internacional y las normas de las relaciones internacionales. También reclamó que Estados Unidos y la OTAN deberían dialogar tanto con Ucrania como con Rusia para conocer las preocupaciones de seguridad de ambos.

El relato que dio Estados Unidos de la cita de alto nivel tuvo otros matices. Según la Casa Blanca, el mandatario estadounidense advirtió a China de las consecuencias que tendría que apoye militarmente a Rusia, aunque no detalló cuáles serían esas implicaciones. Para la Casa Blanca, Xi Jinping tiene que tomar una decisión sobre en que lado de la historia quiere pararse.

Los acercamientos de Pekín y Moscú son una de las preocupaciones de Estados Unidos y los aliados que respaldan a Ucrania. Ese grupo de estados está buscando caminos para evitar que ese país le sirva de aliado a Putin en medio de la guerra, pero no lo han conseguido.

La reunión de Joe Biden y Xi Jinping no resultó en un nuevo avance sobre la guerra que este sábado cursa su día número 24, ya ha desplazado a más de 3,1 millones de refugiados y ha apagado la vida de 108 niños y más de 690 civiles, sin contar a los miles de militares muertos.

La cumbre no fue la única cita presidencial del viernes. El francés Emmanuel Macron también se reunió con Vladimir Putin para reclamarle que se levante el asedio contra el país, pero el ruso le respondió acusando a Ucrania de supuestos crímenes de guerra.

Los canales diplomáticos de los aliados siguen abiertos, pero en la mesa de negociaciones solo están sentados Rusia y Ucrania, que ya alistan su quinto encuentro en el intento de poner fin a la guerra.

Rusia impone su agenda

Según los voceros del Kremlin, las dos partes están llegando acuerdos sobre la creación de un estatuto de neutralidad para su desmilitarización.

Esa imparcialidad se refiere al formato que han seguido Austria, Suecia o Finlandia de no respaldar a ninguno de los bandos de la política internacional, ni a Estados Unidos ni a Rusia, manteniéndose como estados neutrales frente a los conflictos del mundo.

La desmilitarización es un punto álgido en la agenda porque podría resultar en que Ucrania se desarme para que Rusia deje de considerarlo un vecino incómodo. Esto implica, entre líneas, que jamás se sume a la OTAN, como ya lo hicieron otros países que pertenecieron a la Unión Soviética, como Estonia.

“Nuestra posición no ha cambiado: alto el fuego, retirada de las tropas rusas y fuertes garantías de seguridad con fórmulas concretas”, apuntó Mykhailo Podoliak, integrante de la delegación de Ucrania.

Las versiones de los dos bandos de las conversaciones siguen siendo encontradas. Vladimir Putin reclama como parte de sus garantías de seguridad que Ucrania no se una a la OTAN ni a la Unión Europea, empero, Volodimir Zelenski ratificó este viernes su intención de sumarse al bloque de los 27 y abrió la ventana a que la Comisión y el Parlamento Europeo agilicen los trámites de entrada.

El relato sobre la Alianza Trasatlántica es diferente porque desde comienzos de semana, Zelenski reconoció que su país debería aceptar que no podrá ser miembro de la OTAN. Sin embargo, una vez más volvió a pedir a ese grupo que dispongan de un espacio de exclusión aérea para derribar aviones rusos porque su país no tiene suficiente fuerza de combate.

En la agenda también está definir el estatus de la península de Crimea, que Rusia se anexionó hace exactamente ocho años, y el de las ciudades separatistas ubicadas en la región del Donbás, un territorio que pertenece a Ucrania en el papel, pero que en la realidad está ocupado por grupos prorrusos que dominan el territorio desde 2014.

En medio del aniversario de la anexión, el día 23 de la guerra y de las cumbres presidenciales, Vladimir Putin reapareció en público para dar un discurso desde el estadio de Loujniki de Moscú.

Parado en un atril central, en medio de un coliseo atestando de banderas blanco, azul y rojo, dijo que la invasión a Ucrania fue una operación “libertadora” para “liberar a la población del genocidio”. Así, Vladimir Putin mantiene su relato de la guerra, mientras en el otro lado del mundo le llaman “criminal de guerra”.

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