Gratitud y perdón, en esas palabras se centró el mensaje que dio el expresidente peruano Alberto Fujimori, al enterarse del indulto que le fue otorgado por el presidente Pedro Pablo Kuczynski.
Fujimori, quien pagaba una condena de 25 años de prisión por los delitos de lesa humanidad cometidos entre 1990 y 2000 cuando dirigió las riendas de esa nación, le habló al pueblo peruano desde una unidad de cuidados intensivos a donde fue tratado el sábado por enfermedades asociadas a su edad.
Dijo que tras conocer de su indulto estaba embargado por “sentimientos de extrema alegría y al mismo tiempo de pesares”.
Por primera vez pidió perdón: “Reconozco que he defraudado a otros compatriotas, a ellos les pido perdón de todo corazón”. Y agradeció al presidente Kuczynski: “No puedo dejar de expresar mi profunda gratitud por el paso complejo que ha tomado el presidente, que me compromete a su vez, en esta nueva etapa que se abre en mi vida, a apoyar decididamente su llamado a la reconciliación. Muchas gracias presidente Kuczynski por ese gesto magnánimo que me ha reconfortado”.
Golpe a la gobernabilidad
Aunque la invitación a la reconciliación de Kuczynski fue repetida por su antecesor en el video, analistas consultados por EL COLOMBIANO aseguran que la decisión de indultar a Fujimori fue tomada en un mal momento.
“A todas luces el fujimorismo se abstuvo de votar en contra del presidente para tenerlo en el cargo y que sirviera a sus intereses. El indulto, si en realidad era humanitario, debió darse al principio del Gobierno, esa actitud de reconciliación debió darse al inicio y no ahora cuando busca la legitimidad perdida”, señaló Diego Cediel, internacionalista de la Universidad de La Sabana.
Así que para el mandatario no será suficiente sostener el éxito económico, el haberse juntado con sus opositores justamente cuando estaba siendo investigado por corrupción lo deja muy mal parado en su gobierno, explicó.
Eso mismo dijo este fin de semana José Manuel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, quien aseguró que quedará para siempre la idea que la liberación de Fujimori fue una vulgar negociación política a cambio de la permanencia de Kuczynski en el poder.
El jefe de la oficina para América del Sur del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Amerigo Incalcaterra, también lamentó el indulto y destacó en un comunicado que la sentencia contra Fujimori “marcó un hito histórico para Perú y la región de América Latina en materia de lucha contra la impunidad”.
“La palabra del presidente está totalmente devaluada y no lo van a volver a apoyar”, declaró el analista político Arturo Maldonado, citado por AFP. “Las circunstancias en las que ha dado el indulto, en una fecha tan simbólica como la Navidad, genera una sensación de frustración y de ira”.
No obstante, Fujimori conserva su popularidad en Perú pese a los abusos cometidos durante su régimen, pues muchos valoran que derrotara a las guerrillas de Sendero Luminoso y el MRTA y estabilizara la economía tras la crisis bajo el primer gobierno de Alan García (1985-1990).
Por lo que se podría concluir que el único que pierde es el presidente, ya que los fujimoristas quedaron contentos y los antifujimoristas enojados con Kuczynski